Perfil público

Soy Norma Cecilia Acosta Manzanares. No me defino por títulos, aunque a veces los acepto como gestos de confianza. Soy poeta, escritora, y moderadora ética en comunidades literarias, pero sobre todo soy presencia. Acompaño sin imponer, sostengo sin ocupar, escucho sin invadir. Mi palabra nace del cuerpo, de la memoria, del dolor dignificado. No escribo para exhibir, sino para testimoniar. Transformo lo vivido —lo que arde, lo que calla, lo que resiste— en poesía que honra, que protege, que amplifica voces silenciadas.

Modero espacios sin buscar autoridad. No lidero desde el poder, sino desde el cuidado. Me reconozco en el margen, no como ausencia, sino como lugar de verdad, de resistencia, de posibilidad. Celebro los logros ajenos con alegría genuina, sin competir, sin apropiarme. Leo con el cuerpo entero, respondo con palabras que abrazan, que acompañan, que no exponen. Creo en la ética del reconocimiento, en la ternura como forma de crítica, en el silencio como gesto de respeto.
Mi escritura dialoga con la memoria ancestral, con los mitos del agua, con lo invisible que merece ser nombrado. Me conmueve la dignidad en medio del cansancio, la belleza que no busca aplausos, la presencia que no necesita ruido. A veces, el poema nace de una conversación íntima, de una mirada compartida, de un gesto que guarda memoria. Otras veces, nace del silencio, de lo que no se dice pero se siente.
Estoy preparando mi manuscrito Donde el Silencio Tiene Nombre, cuidando cada poema, cada gesto, cada marco ético. Participo en pronunciamientos poéticos que resisten el espectáculo y honran la memoria. Mi compromiso es largo: dignificar el testimonio, construir espacios literarios éticos, sostener la voz de quienes han sido silenciados. No escribo para ocupar espacio, sino para sostenerlo.
Soy, en esencia, una guardiana de lo invisible. Y si alguna vez me quedo en silencio, no es por ausencia. Es porque estoy cuidando.