Perfil público

Soy Erika Peñaranda Wolfhard, la hija menor y, sí, la consentida de toda la familia. Toda mi vida ha girado en torno al deporte, la discapacidad (no mía, sino de mi hermano) y la calma. Nunca fui de esas bendecidas que desde pequeñas saben lo que quieren hacer y empiezan a perseguirlo con prisa y sin pausa. Pasé una buena juventud y adolescencia, entre viajes para jugar tenis, el cariño de mis padres y una prolongada lista de series juveniles que nos volvían locas en esos tiempos. Y es que, en ese momento, los capítulos se liberaban una vez a la semana y los esperábamos más que la llegada de un ser supremo.

Decidí estudiar periodismo por descarte: era malísima en mates, química y física. No me interesaba particularmente la historia en ese momento (aunque ahora la encuentro fascinante), ni el arte. Así que probé, confiando en mi amor por los deportes, que las letras eran lo mío. ¡Y estaba en lo correcto! En la carrera aprendí que me encanta conectar con la gente, conocer su bagaje, su contexto y sus vivencias. Soy una ávida cazadora e investigadora de lo que resulta impactante, nuevo o llamativo. Me encanta escribir, entrevistar y conocer. Cultivar la mente a través de otros y también de lo que voy aprendiendo en el camino.

Recientemente, entré en un bucle por falta de actividad: nada servía, nada era importante, nada me motivaba. Dejé de trabajar en un lugar que sentía que chupaba mi alma y creatividad y me dejaba en un lugar plácida y de confort. Nunca recomendado si quieres "ser feliz". Luego, con bastante terapia, un poco de recetas prescritas para volver a sentirme yo y varias reflexiones, recordé lo que amaba y había dejado de lado por los azares de la vida.

Hoy vuelvo a escribir, sobre tantos temas como personas hay en el mundo. Ojalá me alcancen las palabras, la motivación y las historias. Vuelvo a mi, a aprender de todos aquellos que quieran leerme, aconsejarme y también apreciarme. Empezamos de nuevo este camino, porque puedo hacerlo. Comenzar, miles de veces si es necesario.