Perfil público

Desde que aprendí a leer, las letras me han fascinado. Tenía seis años, volvía de la escuela y tomé el cuento que más me gustaba que mi mamá me leyera por las noches: fue la primera vez que leí yo misma Alicia en el País de las Maravillas. A los 10 años recibí dos o tres libretas en las que decidí escribir mis pensamientos, intentos de componer canciones y mi primer cuento. En la secundaria, entre los 12 y 15 años, con mayor accesibilidad a la electrónica, me sumergí en cientos de libros electrónicos de literatura juvenil; era 2010 por lo que obras con tintes góticos y sagas de seres sobrenaturales era lo que estaba de moda. Fue a esa edad que empecé mi primera novela formal, por así decirlo, también de esos géneros que tanto me encantaba leer.
Tenía 16 años, era la primera vez que destaqué por un cuento que escribí, ganando el primer lugar en un concurso regional y comprobando que esto era algo que quería hacer. Ese mismo año, un ensayo de ciencia, tecnología e innovación me permitió vivir una gran aventura en un campamento que tuvo lugar en la Universidad de California. Poco después, recibí una calificación notable por un ensayo de tecnología improvisado completamente en inglés.
Entonces, entré a la universidad y elegí la carrera de psicología, tal vez por cobardía de no elegir la de letras o porque en general la psicología se conecta mucho con la literatura. No tuve oportunidad de continuar por completo con ese sueño que inició de niña, tanto leer como escribir, ya que me concentré en lo que tenía enfrente.
Al salir de la universidad, me encuentro con ánimos de escribir pero también de aprender de los más grandes autores como mis maestros en un aprendizaje autodidacta. Actualmente, con 25 años, estoy en medio de mis estudios personales de literatura universal y, aunque sé que todavía me falta mucho por practicar, sigo escribiendo, imaginando y poniendo en textos todas esas ideas que tuve desde niña, de universos conectados y explorando mis limites en todos los aspectos literarios.