Perfil público

No siempre fui quien soy hoy. Hubo un tiempo en que tomé decisiones que no honraban lo que llevo en el alma. Caminé por senderos que no fueron los ideales y me alejaron de mi esencia. Pero el error, cuando se abraza con humildad, puede ser un maestro silencioso y poderoso. No reniego de mi pasado: lo honro como el punto de partida de mi transformación, con la excepción del punto oscuro que no me gusta ni recordar.

La vida —tan sabia como impredecible— me mostró que no basta con existir: hay que despertar. Fue entonces cuando comprendí que lo que da sentido a todo no son las conquistas externas, sino las pequeñas verdades que habitan en lo más íntimo: un gesto honesto, un vínculo genuino, un acto de presencia. Inspirado por esos momentos, comencé a reconstruirme desde dentro.

Hoy camino con más calma, con gratitud por lo hoy vivido y claridad hacia lo que quiero construir. No persigo la perfección, sino la autenticidad. Me guían la compasión, la conciencia y el deseo profundo de ser mejor ser humano, para mí y para quienes cruzan mi camino.

Soy testimonio de que el cambio es posible cuando se elige con coraje. Y si esta historia puede tocar a alguien, aunque sea un poco, ya habrá valido la pena escribirla.