Perfil público

Aquella fuerte sensación
de que grandes cosas
sucederían en nuestras vidas.
Y abríamos los ojos, desmesuradamente,
porque no éramos taimados
y nada nos había maliciado aún.
Eran aquellas tardes
de un verano de luz implacable
en las que creíamos saberlo todo
y escrutábamos con desdén
toda relación o experiencia
como si ya la hubiésemos vivido. Los dioses nos besaban los ojos
en las pocas horas
que concedíamos al sueño
y nos creíamos incombustibles porque tras cada exceso
seguíamos encontrando la fuerza
y confiábamos en una faltriquera llena de doblones de oro inextinguibles.

Hemos despertado
y los dioses se han ido.
Toca luchar para que los que vengan tengan esa fuerte sensación
de que grandes cosas
sucederán en sus vidas.