El Lamento de un perdido

El Lamento de un perdido

Misael Saona R

18/09/2020

CAPITULO I

El se encontraba caminando al pie de un lago, algunas aves volaban, y se podía ver el reflejo de la luna en el agua, el viento era frio, la quietud se prestaba para un silencio total.

Casi espeluznante.

Al fondo un bosque se asomaba con sombras y formas macabras, era tal la soledad que escuchaba su corazón palpitar en su pecho, sentía su respiro en el viento y oía un ave cantar.

No, no era un ave, era una voz, una niña, se oía dentro del lago, el quiso ver que era, y se acerco, pero solo veía su reflejo en la quietud de esas aguas, y entre pequeños destellos de luz que notaba mientras entrecerraba y abría los ojos, escucho la alarma en su pequeña mesa de noche, a un costado de su cama, entraba un poco de luz de sol y el ambiente en su habitación era caluroso, la humedad del día era muy molesta.

Otro día mas de vida, otro día mas de trabajo, era las 8 am, tenia que levantarse bañarse e irse a laburar.

No había tiempo para prepararse el desayuno, salió a prisa, bajando las escaleras del edificio, su amiga de secundaria lo saludaba amablemente mientras cerraba la puerta de su apartamento.

Siempre en las mañana sacaba à pasear a su perro, mientras ella aprovechaba para correr

W : tan puntual como siempre … dijo entre risas, porque obviamente ya era tarde

N : ahora no …

Hizo un gesto con el rostro y levanto el brazo mientras bajaba los escalones, muchas personas odian su vida, la monótona de una vida responsable y madura, el no era ajeno a ese sentimiento.

La salida para la calle era inquietante, el mundo seguía su rumbo, la gente seguía su camino, a nadie le interesa tu vida, podrías caer, accidentarte, quizá desaparecer y por lo mucho serias un video viral en internet.

El calor era insoportable, los autos y su rugido, la contaminación en el ambiente era nauseabunda, cada paso, cada respiro te acercaba mas a la muerte, a la complicidad de esta humanidad que destruía tu hogar.

Camino poco, llego a un restaurante donde siempre almorzaba, era sencillo, por eso le gustaba, uno entraba y tenia la sensación de que la comida era barata y así era, el ambiente tranquilo, y lo minimalista le encantaba.

Ocupo una mesa y una mesera se acerco, pidió un café y un sándwich para llevar y espero.

Saco su celular para ver la hora mientras contaba mentalmente el dinero en su bolsillo, se enfrasco en el mismo, no levanto la mirada hasta que le trajeron su orden, pago y se fue.

Regreso a su edificio mientras desayunaba en el camino, debía regresar a la cochera a sacar su motocicleta, llego pero aun no terminaba de comer, por lo que se paro delante de su vehículo en lo que demoraba, un momento mas para pensar si valía la pena, si cada mañana, cada paso, cada bocado tenia sentido.

Arrojo los desperdicios a un contenedor y se monto para luego partir al trabajo.

El trafico era terrible, no podía avanzar como el quisiera, y a menudo se distraía olvidando ver a los costados, muchas veces pensó que no debería manejar.

Al llegar al trabajo, saludo amablemente al vigilante y este le respondió de manera mecánica.

Las ganas y la ilusión se perdieron con el tiempo.

Marco su entrada y se dirigió a su oficina, los empleados a su cargo lo saludaron mientras el pasaba, y el les respondió de igual manera, el lugar era amplio tenia 3 pisos y diferentes oficinas para los empleados, el chillido de las maquinas nunca cesaba y lo acompañaba siempre el rugir de la impresora, todo era tan serio, tan importante, cada proceso cada operación.

Se sentó y prendió su computador, mientras llegaba su jefe a saludarlo.

E : Hooola !!, Buenos días xXX, como vamos con esa mercancía del 14, ya se repartió, hay informe ya?

N : si, tenemos todo distribuido, solo el ultimo lote esta en almacén pero hoy mismo lo vienen a recoger, en un momento le mando un avance del informe

E : no hace falta, pero asegúrate que no se quede, debe salir hoy mismo

N : claro, jefe

Le dio una palmada en el hombro y se retiro, sin lugar a duda era el mas entusiasta de la oficina, mantenía siempre el animo arriba de los empleados y era una buena persona.

El trabajo iba bien, no había mucho de que preocuparse, pero el peso y la responsabilidad de acelerar el proceso de venta de los productos siempre caen sobre el, era muy estresante a menudo hacia horas extras para terminar los trabajos.

Volteo a ver el reloj y aun faltaba 3 horas con 50 minutos para que pudiese salir a almorzar, su teléfono sonaba y el solo quería descansar.

La vida en la oficina era muy monótona, todos los días siempre la misma rutina, revisar documentos, sacar productos, vender.

Era todo muy cansado mentalmente.

Tomo el celular para ver quien lo llamaba, solo era trabajo, nada importante, en ese momento entro un compañero de trabajo por la puerta y le hablo sonriendo

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Etiquetas: amor fantasía soledad

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