2017

Soy bipolar.

En la oficina escribo notas de prensa en menos de lo que tardan en pasarte la compra por la cinta del supermercado. Titular, entradilla, un poco de texto por aquí, destacados por allí, hipervínculos ¡y listo!

Pero en cuanto salgo de mi hábitat de teclado, ratón y doble pantalla de alta resolución, pierdo toda la energía.

Empiezo a escribir de forma lenta, desordenada y perezosa. Y no será porque la realidad no me inspire… En el autobús, en el metro, en mi bar de confianza (sí, ese que os enseñé en mi post anterior), siempre llevo conmigo un cuaderno y un boli para anotar todo lo que se me viene a la cabeza. Luego, al final del día, me obligo a intentar dar forma a esas ideas. Pero como ninguna me parece lo suficientemente brillante, escribo y reescribo, y doy mil vueltas al texto antes de darme por vencida.

2032

Ya no escribo. Al menos, no en el sentido estricto de la palabra. De tanto usar el ordenador para producir notas de prensa como churros, sufrí una artritis prematura que no me permite ni sostener un bolígrafo.

Pero no pasa nada, sigo siendo una moderna. Ahora escribo por mensajes de voz. Esos que tanto odiaba cuando la gente usaba whatsapp hace quince años… Le hablo a mi teléfono móvil y él escribe por mí. Transcribe todo lo que digo, no comete faltas de ortografía e incluso me corrige y me sugiere ediciones que nunca se me habrían ocurrido.

Sin ir más lejos, ayer me propuso incluir esta bonita cita en un artículo que estoy escribiendo sobre cooperación internacional:

«Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo beneficio político«

Ni yo misma habría sabido expresarlo mejor.

Pero la relación con mi teléfono no siempre es fácil. También discutimos mucho y a menudo me pregunto qué lógica de indexado absurda sigue para proponerme ciertas barbaridades. Aunque intento adaptarme a las nuevas expresiones aceptadas por la RAE en los últimos años, mi teléfono y yo no siempre estamos de acuerdo en todo, sobre todo, cuando se trata de escribir correspondencia.

En el fondo, soy una antigua.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS