Óxido. (Relato breve)

Óxido. (Relato breve)

D Carles ML

15/05/2017

Óxido. (Relato breve)

Abro los ojos, son las 5:46.

Recuerdo: me acosté a las 01:25, no podía conciliar el sueño. Me quedé viendo televisión hasta esa hora.

Mi mente deambula entre el sueño último que he tenido y la realidad de ir a trabajar a las 9 horas de este lunes, 15 de mayo.

No logro salir del limbo… ¿qué es el limbo?, intento refrescar el término, no lo recuerdo.

Parpadeo para que la visión se acomode a la penumbra y me sitúe donde estoy.

Hace frío en la habitación, el cobertor apenas si cubre mis pies si lo estiro para que me tape el cuello. Batallo contra una manta. ¿Habrá cobrado vida durante la noche?

Mi mujer no está a mi lado. Son las 5:55 y la manta continúa resistiendo mis esfuerzos.

Un murmullo y la sensación de vacío caminan por mis tripas.

Tengo ganas de orinar. Me da pereza salir con el frío que aquí reina.

Hay ruidos afuera, debe ser mi hijo que está levantado, tomando un café con su madre. Siempre lo ha hecho, ella lo malcría.

Recuerdo: mi madre se levantaba conmigo a hacerme el desayuno a las 5 de la mañana y una vez que me había ido, volvía a acostarse un rato.

Mi madre debe estar levantada con mi hijo, preparando el café. Ella siempre me lo hacía.

Son las 6:08, comienza a verse luz por la ventana, entre las cortinas. ¿Desde cuándo están esas cortinas tan feas?

Cuando murió mi padre no estaba en el velatorio, él se quedó estudiando para un examen, no se lo he perdonado, era su abuelo.

Ayer vino mi cuñada a comer, porque era fiesta, creo que se festejaba un santo… de alguno de nosotros, pero no recuerdo de quién era.

Comimos algo que preparó mi hija, la que vive en Alemania. Hacía mucho que no venía mi hija.

Creo que ha pasado un año sin verla, ha crecido mucho ye está gorda. Le sienta bien Alemania, siempre quise radicarme allí, pero el trabajo no me lo permitía. Además estaban los estudios de Germán de por medio. Mi mujer se opuso.

El frío que hace debe venir del río que hay allá abajo. Cuando hiela se cubre de escarcha todo el litoral y parece que fuera mucho más estrecho. Hace poco fuimos a tirar piedras y romper la escarcha formada, mi hermana nos acompañó.

Ya son las 6:20 y tengo que levantarme para ir al trabajo a las 9. Si llego tarde el cabrón de José se pone hecho una fiera. Uno de estos días lo voy a dejar plantado con toda la faena y se arrepentirá de tratarme así.

No sé dónde puse el dinero que tengo guardado. Temo que esa chica que viene por las mañanas me lo haya robado.

Hay ruidos a tazas, demasiadas para ser solo la de mi hijo y su madre, aunque esté su abuela, son demasiadas. Me tendré que levantar a ver qué ocurre, porque sin mí no hacen nada bien.

Ayer cumplí años, no recuerdo cuantos. Debo estar dormido aun.

Son las 6:47 este reloj pasa la hora muy rápido.

Ayer cuando estaba con Miguel, me dijo que no iría a la casa de campo, que se quedaría con mi prima en la ciudad. Los padres i van y ellos se quedan solos, no me parece bien. Andan por la casa toquetéandose y eso queda mal, porque todos lo sabemos y les vemos como él se pasa con las manos, pero Josefina no dice nada y hace cómo que no ve lo que tiene delante de sus ojos, su hija manoseando a Miguel.

Salvo algunas, las mujeres son todas unas putas, mi madre no.

No sé qué día es hoy, me voy a fijar en el calendario de la cocina y de paso veo porqué hacen tanto ruido con los trastos de cocinar. José me dijo que vigilara a las dos nuevas, porque le parece que roban comida y se la lleva a su casa. Una de ellas, la más gordita, tiene a mano invariablemente un bolsón rojo que no se despega de su lado. Es sospechoso eso y José lo ha notado, por eso que las tiene entre ceja y ceja.

Son las 6:52, a las 7 me levanto sí o sí.

Mi hermana Julia ya debe estar en el tren, viene a mi cumpleaños… o mi santo, no recuerdo cuál es el que festejaremos; también vendrá mi hija de Alemania y mis abuelos del pueblo. Será una reunión de toda la familia como hace mucho que no se hace.

¿Qué extraño que mi mujer no venga a la cama?, ya es tarde. Voy a tener que ir a al lavabo, me estoy orinando.

Mañana o pasado vendrán del pueblo mis primos, por mi cumpleaños, ellos creen que no sé nada, pero he escuchado por allí que lo vamos a festejar. Porque hoy es 30 de mayo… o de junio, no lo recuerdo, voy a levantarme e ir por el calendario que está en el comedor.

Pero hace frío aquí.

El sol ya ha salido, el reloj marca las 7:02. Me levanto. Me he orinado un poco en los calzoncillos, pero no importa, ya me limpio.

No encuentro las pantuflas, solo están esas de color negro que deben ser de mi hijo, seguro que me las ha cambiado.

¿Dónde habré puesto el dinero que tengo ahorrado? Si no llego a tiempo a trabajar, me despedirán y no sé cómo pagaremos las deudas.

¡Qué grande es esta habitación! ¿Y esas camas? ¿Quién las puso allí? Luego vengo a sacarlas de mi dormitorio. Tal vez fue mi mujer con la idea que se le ha puesto de alquilar a los extranjeros, pero le he dicho que no es conveniente tener gente desconocida en casa y no lo entiende.

La puerta está cerrada con pasador, no recuerdo cuando lo puse. Debe haber sido cuando mi hijo creció y no queríamos que entrara sin pedir permiso.

Ya está. La he podido abrir. ¡Cuánta luz hay en el pasillo! Voy a cambiar las lámparas por unas menos fuertes.

– Don Juan, ¿qué hace levantado a estas horas?

– Voy al baño a… ¿quién es usted? ¿Qué hace en mi casa?

– Don Juan, esta no es su casa… bueno, sí lo es, pero no aquella casa donde vivía, esta es la residencia.

– ¿Y mi mujer, dónde está ella?

– Don Juan, hay que ver que preguntón que se levantó hoy. Mejor se acuesta de nuevo y duerme un rato, ya le doy las pastillas de la mañana y le cambio los pañales. Espéreme en su cama.

– ¿Pañales? ¿Está usted loca?

– Sí don Juan, se los ha mojado y ahora se los cambio, espéreme un minuto.

– está loca, llame a mi mujer, que mi hijo ya se debe haber ido. Y hoy es mi cumpleaños, debe venir la familia del pueblo.

– ¿Don Juan vio que hermosa mañana de primavera hay? Seguro que podrá salir al jardín un rato y tomar sol. Venga, vístase que le preparo el desayuno.

– ¿Es que no entiende? Hoy viene la familia del pueblo y tengo que preparar la casa. ¿Dónde está mi mujer?¿Y mi abuela? Dijo que estaría aquí para cuando me levantara, ella siempre viene por las mañanas ¿No la vio usted? ¿Y usted quién es, la conozco?

– Sí Don Juan, soy Amalia, la enfermera de la noche y ya termina mi turno, enseguida viene Clarita que le seguirá atendiendo.

– No recuerdo donde puse mi dinero ¿No lo habrá visto usted por casualidad?

– Lo que le ocurre Don Juan, es que tiene óxido en el cerebro, jajaja, solo eso, pero con una pastilla se desoxida pronto.- le da un beso en la frente.

– El cerebro oxidado, vaya tontería que dice… ¿No vio a mi abuela por aquí?…

En un país como los Estados Unidos, de más de 320 millones de personas, cerca de 5 millones padecen de la enfermedad de Alzhéimer. En lo que va del año 2017, este país ha gastado aproximadamente 230 mil millones de dólares. En el mundo unas 46 millones de personas lo sufren y se prevé que para el 2050, ya cantidad se verá aumentada a unos 132 millones.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS