RECUERDO ESCARLATA

RECUERDO ESCARLATA

Belén Montero

28/02/2020

Cuando el atardecer por el crepúsculo es noche, cuando el cielo por el horizonte es mar, cuando el espacio entre lo que es y lo que será se rompe, el sueño por el valor se vuelve realidad.

Es en ese momento que la cristalina imagen, de un palacio hecho de cristal, se ve entre las nubes inmaculadas y es digno de apreciar. Muchos no pueden verlo, pero si se observa con atención, el firmamento con sus constelaciones se unen en aquel son.
Y los ángeles de luz cantan, aún cuando nadie puede oír su canción, y sus alas son color escarlata, magma de la tierra, como del humano corazón.
Se dice de aquellos ángeles hallados en el limbo existencial, tener la tarea de cuidarnos, equilibrar luz y oscuridad…. incluso se dice que son la versión más pura de nosotros, sujetos sin sexo, raza o distinción. Se dice que de ellos surgimos, todo esto tiene una razón.

En un inicio la tierra era blanca, como el vacío, marfil color, sin día ni noche, sin odio ni temor; los sujetos alados mantenían este equilibrio, entonando una dulce canción, una canción ni tenor ni soprano, una canción de las vertientes del alma y el océano de la razón.
Las alas rojas de los ángeles se batían para mantener, la rotación de la tierra y la pureza del ser, eso fue hasta que un día, las distinciones comenzaron a aparecer.
Las alas se caían, los ángeles dejaron de ser, algunos se mantuvieron y ocultos en el palacio están, velando por la seguridad de sus antiguos compañeros que el espacio banal en la tierra comenzaron a poblar.

En aquel momento espiritual… cuando el atardecer por el crepúsculo es noche, cuando el cielo por el horizonte es mar, cuando el espacio entre lo que es y lo que será se rompe y el sueño por el valor se vuelve realidad: algunos mundanos descubren el significado de su existencia y el limbo entre la felicidad y paz.
Muchos se guían en este sentido, el de llegar aquel palacio para las sonatas y ángeles apreciar; sin embargo se dan cuenta demasiado tarde que las alas nunca volverán y esa es la condena humana, vivir con el palpitar del escarlata corazón, y con el hecho de que las alas algún día fueron, si miras tus escápulas, me darás la razón.

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