Donde nadie te escuche gritarás mi nombre, y te escucharé porque no hay mucho espacio entre tus labios y mi mente.
Me propuse a pensar en que hubiese pasado si algún día te hubiese arrojado al mar, y siento que al verte hundir sonreiría.
A veces mientras no hay nadie cerca pienso en cómo se siente mi aura, y quisiera poder ponerle colores y pintarle unas mariposas verdes y azules.
Cuando me pongo a gritar rompo esas copas de vino que nunca llegué a tomar y me entran ganas de susurrarte cosas obscenas que nunca deberías de saber sobre mi porque te hace perderme el respeto.
Quisiera morir por ti y que cuando te vuelva a ver me abraces y me des las gracias pero pensar en eso es como imaginar un incendio en un bosque apartado de la cuidad no producido por el tabaco que fuman en las calles.
No lo sé, tal vez el mundo si es plano o tal vez no es nada.
Esta dimensión podrida sabe flotar bien, y en el exterior se ven gotas de humo y un par de lágrimas de cristal.
Me dispuse de tu creatividad y supe parar antes de que empezaras a bailar.
Me gustó verte así pero no me provoca nada porque ya no me miras bien.
Escupen en la calle y las palomas ya no pueden alzar el vuelo.
Tal vez un día muera y te salve de tanta mierda pero quien sabe, si aprendes a poner la otra mejilla aprendes a amar y sabes vivir en paz.
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