Personalmente podría imaginar muchas cosas, cada una de ellas más bizarra que la anterior. Un sin fin de acciones, gestos y
actuaciones que podrías estar ejecutando ahora cuando nadie te ve.
Comprendo que en las últimas semanas te refugiaste en los brazos de
cualquiera que tuviera disposición de sucumbir a tus palabras. Besaste muchos labios y compartiste la cama con todas aquellas
que dijeron: “sí.»
Has enloquecido por el recuento de tus proezas sexuales y después para
constancia o como tautología de tus realidades, envías fotos y vídeos a un
remitente que debería estar extinto de tu mente. No te lo niego, pensé que el
tiempo, la distancia, el silencio y tu pobre amor había fulminado de tu
mente mi recuerdo. Las acciones de los últimos días demuestran lo contrario.
Infinidad de fotos y vídeos de orden sexual; la primera vez; pensé que era una
broma, la segunda vez; una equivocación y la tercera; un acto premeditado, fielmente pensado, quizá te emocionas ante la posible expresión de mi rostro marcado por la rabia y los celos, no te emociones demasiado.
Sé lo que haces cuando estás acompañado, pero necesariamente debo preguntar
¿Qué haces cuando nadie te ve? en esos momentos de soledad en los que tus putas
de turno te abandonan por clientes con mejor paga. La gente común estaría trabajando, practicando deportes, yendo de fiesta,
charlando con amigos o desarrollando algún pasatiempo, pero tú no. En la vida
otras cosas son las que te atraen, otras motivaciones impulsaban tu vida, pero en los últimos días abandonaste la cordura para refugiarte en la imaginación.
Algo no marcha bien en tu cabeza. He sabido que te tocas descaradamente
observando mi fotografía. Alguien me ha dicho que juegas a los dardos usando
una foto mía como blanco. Tu novia en turno se ha quejado de que mientras le
haces el amor pronuncias mi nombre, al llegar al éxtasis dices amar a otra. Eso
no está bien. Necesitas paz en tu mente, es primordial que cuando nadie te ve
dejes de maldecirme, extrañarme, odiarme, escribirme, llamarme y colgar. Es
necesario que me olvides.
Cuando nadie te ve, te sumerges en una especie de ritual:
Te encierras en el sótano, deslizas tus manos por la piel que te quema,
llegas hasta ese lugar, justo ahí donde tienes necesidad. Al cerrar los ojos
inicias un ritual; me imaginas ahí contigo, mientras te balanceas en una
especie de trance, susurras mi nombre, ruegas por más, dices amarme y caes
rendido al piso.
Sé que nuestra canción retumba en tu cabeza, te sumerges en la tina de baño
e inicias una competencia desenfrenada entre la velocidad de tus manos y lo que
dicta la imaginación.
Sé que te emborrachas y luego te masturbas inconsciente sobre el escritorio
que solía utilizar.
Sé que has tomado por costumbre comprar el vino que me solía gustar: lo
bebes, lo maldices y rompes la botella en el piso.
Sé que dejaste de diseñar porque ya no has leído ninguna de mis historias,
ya nada te inspira y rompiste el libro que te regalé.
Sé que contratas una puta los martes, dos los jueves y una el sábado. Haces
casi nada con ellas y al final les pides que te cuenten grandes historias de su
profesión, les exiges que escriban algo que despierte tu ánimo.
Sé que abandonaste la maestría a medias tintas, no sabías por qué la
iniciaste, recuerda que lo hiciste para competir conmigo.
Sé que de vez en cuando lloras en la madrugada por el miedo que te causa la
soledad, en esos momentos marcas mi número, escuchas mi voz y cuelgas.
Sé lo que haces cuando estás solo. Debo confesarte algo: es que tú no fuiste
el único loco de aquella historia. Cuando terminamos, cuando dejamos de vernos,
cuando decidiste que no me querías en tu vida aduciendo no querer compromisos
con nadie, me prometí vigilarte un poco, coloqué cámaras por toda la casa.
Sé lo que haces cuando nadie te ve, te veo, te vigilo… Con esto compruebo
que de entre los dos, yo siempre he ganado en el nivel de locura. Lo nuestro no
parecía perfecto, era perfecto porque estábamos muy locos.
Tú complementabas mi locura y yo la tuya, por eso fuimos un gran equipo.
Ahora, sé que tú te haces la misma pregunta respecto a mi persona, eso me lo
confirma el administrador del edificio. Me ha dicho que por tercera ocasión
algún desconocido, alto, pálido, cabello obscuro, tatuaje en el cuello, ojos
marrones ha venido a mi departamento en pretexto de una orden para instalar
alarmas de seguridad. Ese desconocido no es otra persona que tú. Tú tratando de
instalar cámaras en mi departamento, sé lo que harías,
te conozco…
Te mata la curiosidad ¿Qué haces cuando nadie te ve? o mejor sería ¿Qué
haces cuando no te veo?
Yo sé lo que haces tú… Y tú jamás sabrás lo que yo hago, vive con eso.
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