Esto se acabó

Lo supe esa noche, la última que dormí contigo. Mientras tu dormías yo solo me preguntaba por que estabas actuando tan raro, me preguntaba por que el brillo en tu mirada al verme había desaparecido.

Esa fría noche de noviembre comprendí que lo nuestro había terminado hacía meses. Ninguno tenia el coraje de admitirlo y por un momento desee poder volver a esos días llenos de vida contigo, a esas caminatas por la ciudad y a esas tardes de café que anhelábamos. Te mire por primera vez en horas y examine tu cara, esa misma que había besado infinitas veces, mire tus ojos cerrados, esos que algún día me hicieron sentir la mujer más hermosa, mire tus labios, esos que en cierto momento me habían hecho saborear el cielo.

Recordé cada momento a tu lado, cada beso, cada risa, cada pelea y cada lagrima. Mi mente se sentía al mil por hora de tantos recuerdos, no te conocía hace mucho y aun así se sentía como si hubiera pasado una vida contigo. Siempre recordaría esas tardes de verano mirando el cielo y esas noches interminables a tu lado.

A la mañana siguiente te vi y solo pude marcharme, sin querer decir más. A pesar de sentir el nudo en mi garganta no podía llorar, solo quería correr lejos de ti e intentar olvidar lo que algún día vivimos. Meses después me daría cuenta de lo imposible que sería eso y del martirio en el que se convertiría tu olvido.