WorKahoLic LiterArio.

WorKahoLic LiterArio.

Miguel Castro

19/12/2019

Eran apenas las 5 de la tarde y aun habían muchas cosas por hacer en esa triste y desordenada oficina, rodeado de papeles abollados que solo transmitían amarga fragancia a versos incongruentes, a sentimientos sin cabida, a pensamientos sin salida, a triste soledad y a dulce lejanía.

El solo podía pensar en ella, en la mágica forma de aquella sonrisa que constantemente se dibujaba en su memoria, por el simple echo de querer conocer la gloria y por creer que sin ella moriría de triste agonía por el enorme pesar que en el suponía, no podría dejarla de imaginar.

Atascado en un trafico de lapiceros mordidos, de lapices de puntas rotas, de borrones, colillas y uno que otro cigarrillo a medias, puntos suspensivos, versos incompletos, de corchos de vino barato y una que otra lagrima que debes en cuando se metía en contra ruta y de esa manera hacia aun mas larga la llegada a casa.

Una vez ya por fin en la puerta de la habitación, se dispone felizmente a sacar sus preciados crucigramas, a llenar de agua tibia la tina para luego meterse contento en la cama.

De esta manera como si nada pasara mirando al techo nuestro protagonista se encontraba mientras una lagrima de sus ojos brotaba y una sonrisa en esa boca se dibujaba, pues era triste de no conseguir amarla pero feliz de el, pues al otro día con pluma y tinta podría plasmarla.

De esta manera Juancho no sabia si se volvió adicto a ella o a la poesía.

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