Nunca creí en el cielo
Ni en nada de lo divino
Pero en esa risa se escuchaban ángeles
Que me incitaban a pecar mordiendo tu boca
Siempre insistí en mi agnosticismo
A veces para quedar como un pedante
Pero el comprobar que existen tus labios
Me hacía pensar en lo que habría negado antes
Nunca creí en ningún infierno
Más que en el que hoy vivo
Nunca creí que existiera peor castigo
Que el no tenerte aquí ahora.
Jamás creí en los demonios
Hasta que me llego tu primer recuerdo
Jamás pensé que quemara tanto el fuego
Hasta que te vi tu falda levantar.
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