La lluvia iba bajando su intensidad, pero el frio que dejo con ella no se fue tan rápido, algunas personas seguían refugiadas, tal cual hacíamos nosotros, pues no había más que hacer, pero en ese momento pensé… ¿Qué tan mala es la lluvia que todos huyen de ella? ¿A caso tiene el poder de dañar la vida humana de manera irreversible? Pues yo en lo particular jamás he temido de ella, por el contrario, cada vez que llovía mientras yo me encontrara fuera de casa, no me detenía y seguía mi camino, sin importar cuan fuerte fuera la tormenta, para mí es tan divertido como salir un día a la playa y disfrutar del calor del sol.

Mientras el agua dejaba de caer, él y yo decidimos que podía ya irnos de ahí, pues hacía frio, pero el agua seguía corriendo por las calles y él no quería mojarse, así que le propuse tomar un bicicleta y subir los dos, y yo lo llevaba hasta mi departamento para que se secara y después pudiera irse a casa tranquilo, y así fue, cuando subimos en la bicicleta, comencé a equilibrar, pues llevaba su peso junto con el mío, pero luego de unos segundos lo logré, íbamos por la calle a una velocidad no tan alta, y aun así, unos metros adelante perdí el control, di unos cuantos giros y casi caíamos al piso, pero por fortuna pudimos sostenernos y no caímos de todo, solo fue un pequeño tropiezo, pero justo en el lugar había un grupo de hombres platicando, yo no quise ni mirar, pues estaba muerto de vergüenza, y supongo que él también, así que recuperé el equilibro y nos fuimos rápido de ahí.

Cuando llegamos a mi departamento, tome una toalla y se la di para que se secara, el camino había sido divertido, así que seguimos riendo, mientras nos recuperábamos de tanto ajetreo, tomamos dos pequeñas sillas y nos sentamos, pensé que él querría regresar a casa, pues ya era un poco tarde, pero jamás lo mencionó, en cambio, me propuso ver una película, así que encendí el televisor y comenzamos a buscar, pero el decidir era bastante difícil, no sabíamos qué ver, así que después de mucho tiempo, nos decidimos por una, y en el momento en el que comenzamos a verla, pero justo a esa hora, la conexión de internet comenzó a fallar, vaya momento, no podía pasar sino era en ese entonces. Aunque no fue del todo malo, pues pudimos seguir conversando, y de un momento a otro, él se acercó a mí y me dio otro abrazo, el cual yo correspondí con gusto, yo me sentía muy contento, no lograba describir esa sensación que me provocaba, la cual recorría mi cuerpo de la cabeza a los pies.

Habíamos hablado mucho, hasta que el silencio llegó, yo solo me acomode en sus brazos, y escuchaba su respiración, sentía su calor y no había nada más que eso, no existía ni tiempo ni lugar, ni siquiera los pensamientos me molestaban, pues sinceramente no podía pensar en nada. Paso un momento y nos pusimos de pie, frente a frente, yo lo miré a los ojos, y no podía despegar mi vista de él, sin decir nada, solo existía ese momento, él también me miraba, y otra vez podía sentir como la tierra se movía debajo de nuestros pies, tal cual como en el momento en que lo vi.

De repente, en medio de todo ese silencio y después de habernos mirado sin decir una palabra, se acercó a mí, seguía con su mirado en mis ojos, sin apartarla ni un solo momento, y yo solo lo veía cada vez más cerca de mí, mis manos comenzaron a temblar, y esa sensación fue poco a poco esparciéndose por todo mi cuerpo tan lenta mente, que podía sentir como corría la sangre por mis venas y como temblaba cada musculo, mi corazón se agitó, y luego de un momento a otro, comencé a sentir su sabor en mis labios, el cual era tan dulce como una cucharadita de miel por la mañana, yo solo cerré mis ojos y deje que todo pasar, mientras acariciaba sus manos con las mías.

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