LA TRANSICIÓN Y NUESTRA DEMOCRACIA
Recuerdo que yo era muy joven, casi un niño, afronté la transición con cariño y con gran ilusión.
Ilusionado por lo que creía tendría que venir, un glorioso y futuro porvenir. Almas cándidas, que al igual que yo, nos esforzamos por ayudar a construir.
Desde entonces varios partidos han gobernado, dos de ellos, los más aclamados, en algunas regiones, algunos más, entre ellos mancomunados.
La clase política, cada día medrando y, con sus prevendas y derechos, todos ellos engordando.
De la mano de grandes empresas, veneficiando a sus amigos y a esas. Para luego asegurarse un futuro, saltando como un canguro, de la política, a la directiva de Telefonica o hidrocarburos.
Ilusión por lo que venga, a mí ya no me queda. Intentaré votar al menos malo, y que haga lo que pueda.
Me siento como la mujer engañada,, que después de quedar embarazada, desesperada y sola, llora agarrada a su almohada, pues… aquel que la dejó preñada, partió presto en retirada.
Algún día oí decir a alguna sabia mujer : prometer y prometer, hasta conseguir meter. Así son nuestros políticos, nos prometen el oro y el moro, y lo único que hacen es hablar como un loro, incumpliendo cada promesa y dejando las arcas tiesas.
Angel Márquez Díaz
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