Fe de ciego en una mano

A ti que eres mi fe de un ciego en una mano,

ilusión de la esperanza que va a dormir a un puerto
voluntad que resucita el músculo ya muerto
y que pone algo de Dios en el escombro humano;

A ti que eres el culto que vuelve a Dios pagano
Que te alzas porque te alzo hasta el celeste incierto
Que me das la convicción de que Dios al fin es cierto
Quiero llevar la ofrenda de un esfuerzo sobrehumano.

Más allá del templo inmenso y arbitrario
Está el silvestre rito del néctar y la abeja
Y más aún cerca de Dios: el barro o carne vieja
con que hacer un oficio infinito y bueno y diario:
«Alzas el vientre como una iglesia nueva
Y Dios sobre la tierra hace que llueva».

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