No me alcanza el verano para las golondrinas

de tus ojos
ombligos de remanso, lunas de agua

9.

Tú que devastas con latir de oleaje
el sueño que me crece de tus cosas
al místico enigma te lo empozas
y dejas que mi hornero en tu verdad trabaje.

Y profieres tu alarido de silencio salvaje
y te bebes el gesto lento de las rosas
y te vuelves silvestre y azul como las chozas
hasta que un relámpago tu sangre descerraje.

De tus ojos de antiguos palomares
las palomas del quizás me sobresaltan
hasta el rito de pensarte en los telares
en que las dudas de tu imagen se amamantan.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS