Esta aureola de vacío que me ahorca

a pesar de la tarde rubia
este silencio infinito que me trepa
como una hiedra por los muros del alma,
esta distancia infranqueable
aunque le aseste un grito ya vencido a la lejanía,
todo esto amada mía te propaga,
porque todas tus cosas son mi melancolía,
y esta tarde lenta y pensativa
te deja crecer (como al silencio
el miedo de los ciegos se agiganta)
Y esa manera de ser todas las cosas
como si todo te lo contase con el pensamiento
todo esto, y la hondura de hablarte con silencio,
te vuelven amada, amada mía.

19

Tengo un grito para escrutar los pájaros del eco
dormidos en tus acantilados.
quedarán latiendo con el pulso de las mariposas
que titilan en tus manos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS