ASÍ DE SENCILLO

La noche no puede ser tan común:
Sentado con libros sobre la mesa.
Manos inquietas tocando papel.
Cuerpo en aquel lugar.
Mente volando.

Un perro que ladra como quien
tratando de despertar a la gente,
avisando que un gato
se trepa a la azotea.
Más y más ladridos
de pronto cesan.
Un avión sobre vuela
el área buscando:
“la primera cerrada de ojos”.
Uno, tres, siete segundos pasaron
para sentir mi anillo
haciendo presión
a un dedo sin su mano
(despierto).

Todo sigue igual:
cuatro paredes, un techo,
un cuarto completo sin su base.
Un vaso a medio tomar,
un teléfono que suena.
Me siento tan solo esas noches
a pesar de ver dormir a mi familia,
a pesar de tener a quien me quiera,
igual hay un vacío y se siente raro.
Párpados pesados. Voluntad plena
que hubo cayendo en el insomnio.

Lápiz ¿Por qué te caes?
si no te eh tocado varias horas;
aún de punta como quien
receloso quiere que lo toque
para ver si pinta y así
sentirse usado. Y ahora tú, corazón.

Que hermosa canción la que ponen
a las doce de la noche,
la que apenas puedo oír llegar
de gente que se divierte.
(Segunda cerrada de ojos)

Se siente tan bien la mesa dura,
la silla incómoda, el libro de almohada,
mi diente un borrador, el ratón mi cartuchera.

El agua me mira mal,
no soporto su tensión superficial.
Tomo un sorbo, pero desmotiva
saber que aún te falta media jarra.

Sombra ¿A dónde puedo mirar?
si ya conozco cada rincón.
Me incitas a mirarte,
pero ya no puedo hacerlo, te fuiste.

(Tercera cerrada de ojos).
Quiero borrar lo que
por casualidad escribí
-me dije mientras dormía-.
Desperté, busqué mi borrador
pero ya no estaba.

¿Y mi dinero?
El ratón se encontraba inmóvil,
La Ada intentando
sacar un diente nuevo,
mientras un duendecillo
se escabulló diciendo:
¡Te la debo!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS