La mañana brumada recibe con su frío
el dolor del poeta por sus hermanos idos
los que hoy tejen sus versos en el infinito.
No quiso el verano ser testigo
de la pena desahogada en cálido papel
se fue dejándonos vestidos para recibir
tibios besos de sol que no quisieron venir.
—
El otoño pintó de gris
la descalza tristeza del poeta
que bajando la cabeza ante la muerte
no olvida entonar su rebelde queja
uno a uno recitamos para ustedes
amigos hermanados por las letras
palabras ataviadas de lamentos.
—
Nos prestaron su manta los gomeros
cirios callados escucharon atentos
se desnudó el árbol tembloroso
para vestirse con desangrados versos
que vosotros viajeros del infinito
dejaron sembrado en nuestro pecho.
—
Cada ser que ande y desande estos parajes
sabrá del canto florecido en versos
que hoy penden de los brazos del gomero
el generoso los levanta hacia el cielo.
Unimos nuestra voz al murmullo del viento
en plegaria por las almas que se fueron.
—
Luego vendrá la lluvia queriendo borrar
sentimientos engendrados en la raíz
del poeta y de su estirpe
mas no lo logrará pues están grabados
con letras de fuego y tinta sangre
su dolor gritándole a la muerte.
Autora: Francisca Avaria M.
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