¿Cuál es la relación de los asesinos en serie con el Diablo?
Creo que el asesino ve su propio potencial a través del Diablo, lo usa como símbolo y fantasea con tener cierta paridad con él. Sin embargo, Satán no es más que un arquetipo: encarna la sombra del asesino.
«Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, dirigirá tu vida y lo llamarás destino» — Carl Jung
¿La culpa es del Diablo?: La proyección de Garavito
Luis Alfredo Garavito, un hombre nacido en Colombia que en vida fue violador, infanticida y asesino serial, afirmó en una entrevista con Guillermo Arturo Prieto La Rotta en 2006 que no había violado a sus víctimas y que los graves crímenes perpetrados por él fueron, en realidad, debido a una posesión demoníaca.
Si nos fijamos en el cuadro clínico de Garavito, encontramos detonantes más lógicos que la posible posesión: impulsividad, sadismo, megalomanía, cognición, trastorno de identidad disociativo deshumanización de la víctima, distorsión de las consecuencias, psicopatía y narcisismo, entre otros.
Por lo que, su trastorno de identidad disociativo, es la causa más evidente que se refleja en su modus operandi:
«Los investigadores hallaron que se hacía pasar por vendedor ambulante, monje, indigente, discapacitado y hasta representante de fundaciones de ayuda para los niños.»
Fuente: Muere Luis Alfredo Garavito: los crímenes contra casi 200 niños del mayor asesino en serie de la historia de Colombia | https://www.bbc.com/mundo/articles/cw0k974k4xko
Debido a su trauma infantil, Garavito se despersonalizaba al cometer los crímenes, fragmentando su identidad. La causa está ligada a abusos sexuales y físicos que sufrió en su infancia. Aunque también poseía autoestima distorsionada:
El Diablo es la viva representación de su sombra: Megalomanía
La megalomanía es un estado psicológico caracterizado por una excesiva confianza en uno mismo y una creencia en la propia superioridad, a menudo acompañada de delirios grandiosos y comportamientos impulsivos como planificación poco realista, imprudencia e intromisión social.
Ted Bundy y Albert Fish, al igual que Garavito, también muestran esta conexión. En la práctica, los asesinos estudian a sus víctimas potenciales, aunque gran parte de su trabajo ocurre a nivel instintivo.
Las víctimas elegidas respaldan su trauma y herida. En segunda instancia, liberan con ellas parafilias que en la cotidianidad reprimen. Una forma de demostrarlo es a través de las tipologías propuestas por Deitz (1986, 1987):
Luis Alfredo Garavito: “sádico sexual”, su placer se rige por torturar y asesinar a sus víctimas de forma sexual.
- Víctimas: varones, pobres, entre 8 y 14 años.
- Abusaba de cada niño.
- Les propinaba puñaladas e incluso los degollaba.
- realizaba una cortada profunda en el vientre o el pecho para que se desangraran.
Albert Fish: “asesino hedonista”, disfruta con el acto de matar, incluyendo mutilaciones, torturas, desmembramientos y necrofilia provocándole placer sexual.
- Víctimas: niños, caso más resonado Grace Budd de 11 años.
- Tendencias sado-masoquistas.
- Obsesión con infligir dolor.
- Canibalismo.
- Obsesión con la castración de niños.
Ted Bundy: “asesino en serie de poder/control”, disfruta torturando y matando a su víctima durante periodos prolongados, priorizando el control.
- Odio generalizado hacia las mujeres.
- Víctimas: jóvenes entre 18 y 26 años, universitarias en su mayoría.
- Raptadas, violadas y decapitadas; algunas presentaban estrangulamiento y mordidas.
- Fantasías con el control.
- Parafilia: necrofilia con las cabezas de sus víctimas.
En síntesis:
Más allá de la vía de escape fácil de múltiples asesinos (como la «locura» o «posesión demoníaca») es importante contemplar sus motivaciones verdaderas y su infancia como primera instancia. Muchos de ellos, con tendencias organizadas/desorganizadas, ya establecen patrones profundamente arraigados en su modus operandi, relacionados con sus primeros años de vida o experiencias sexuales.
Lejos de la demencia, poseen una notable inteligencia intrapersonal, lo que facilita su aproximación a las víctimas.
«El loco» o «El Diablo» representa su sombra y psicología, hallando propósito a través de pulsiones de muerte drásticas: homicidio, canibalismo, sadismo y mutilación son algunas de sus herramientas para sublimar traumas que, objetivamente, ni la muerte misma puede erradicar.
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