La última esperanza

La última esperanza

Jose MHR

07/11/2025

– La leyenda de las esferas
– Escena: Prólogo. La última esperanza.

Esperanza… se dice que la esperanza es lo último que se pierde. Por eso, trato de hallarla en este paisaje tan desolador. Si aún quedara un atisbo de luz, aunque fuera un mero destello, en esa densa niebla de oscuridad que cubre el extenso campo ante mí, la agarraría con todas mis fuerzas. La utilizaría para infundir valor a todos los que me siguen hoy aquí, en la búsqueda desesperada de lo que toda especie en peligro de extinción anhela… la supervivencia.

La avaricia de unos pocos genera el sufrimiento de muchos. No les importa desencadenar una guerra para satisfacer sus egoístas deseos, sin considerar la agonía que padecerán los desafortunados supervivientes en la posguerra. No importa cuán grande sea tu deseo, destruir y dañar a los demás nunca será el camino correcto hacia la felicidad.

Es cierto, quizás no sea el individuo más apropiado para pronunciar estas palabras. En esta lucha desempeño un papel crucial y he causado daño a otros. Pero es un mal necesario cuando la única opción es defenderse para sobrevivir, incluso sin esperanzas de victoria. Al igual que cualquier animal, por pequeño que sea, mostrará sus garras para defenderse cuando se sienta acorralado y amenazado.

Las guerras no pueden justificarse, ya sea por el bien o por el mal. Pero lo que estamos a punto de enfrentar no es una guerra, sino una masacre. Una batalla imposible de ganar. Aun así, todos prefieren luchar hasta el último aliento para evitar un terrible destino, en lugar de permanecer pasivos ante la inminente calamidad.

Hoy, todos han dejado de lado sus diferencias para enfrentarse a un único enemigo, una única persona. A pesar de saber que muchos perecerán, no sienten miedo mientras estén acompañados por el grupo de los elegidos. Confían en que puedo salvarlos, pobres almas que creen que soy una especie de deidad capaz de protegerlos.

Reflexionando sobre el pasado, me doy cuenta de que, dentro del grupo de los elegidos, soy el menos destacado. Son ellos quienes me fortalecen, sin ellos no habría llegado tan lejos. Los observo y me asombra ver lo que éramos y lo que somos ahora. Me giro, miro alrededor y los veo junto a mí. Nos han llamado de muchas formas, guerreros de la luz, los elegidos, portadores de las esferas… pero al final, somos mortales. A pesar de no haber podido evitar que nos arrebataran nuestro mundo, que perdiéramos la guerra, siguen creyendo en nosotros. Estábamos tan cegados por nimiedades que no vimos crecer amenazas mayores a nuestras espaldas, y nos vencieron, superándonos con un poder abrumador.

Hoy se unen aquí todas las especies y todos los bandos que una vez estuvieron enfrentados. A cada lado, humanos de facciones opuestas armados con arcos y armas de fuego, montando tanto caballos como vehículos metálicos. Humanos neutrales que siempre se mantuvieron al margen, reacios a la violencia, pero hoy dispuestos a unirse a la causa. Detrás de nosotros, una horda de criaturas que solo querían vivir alejadas de los humanos, lejos de cualquier amenaza. Seres de todos los tamaños, que, por muy fieros que parezcan, hoy luchan por la misma causa que nosotros.

La lucha por la supervivencia nos une en este momento crítico, una batalla sin garantías de éxito, pero donde la esperanza nos mantiene unidos. Ignoramos lo que el futuro nos depara, pero aquí estamos, juntos, listos para enfrentar cualquier adversidad.

Nuestro enemigo es un único humano, y el responsable de esta crisis… soy yo.

Momentos más tarde…

Aquí estoy, tal como temía, en mis últimos momentos de vida, tendido en medio del campo de batalla, mirando el cielo rojo como llamas, perdiendo la conciencia, perdiendo la vista. Pero aún alcanzo a ver a casi todas las criaturas existentes, ya sean de un reino u otro, criatura o humano, todos derribados. Mis compañeros están a mi alrededor inconscientes, yo en medio, he sido protegido por ellos hasta el último momento. Al final, no he sido un héroe, sino el miembro más débil al que había que defender. Ese miserable está allí arriba en lo alto de su base, riéndose a carcajadas por su aplastante victoria sin apenas sudar. ¿En qué me he equivocado?

No puedo permitirme desvanecer aún, si lo hago, todo se perderá. Tengo que repasarlo todo desde el principio, tengo que pensar hasta el último detalle de todo lo vivido. Tiene que haber algún modo de cambiar el curso de esta historia. Aunque mi mente colapse, aunque pierda la cordura, aunque tenga que volver a ver sufrir a todos, esta historia no puede culminar así…

La agonía desvaneció de su cuerpo y todo se sumió en un abismo de luz blanca, mientras aquella risa fría seguía resonando a lo lejos. Sentía la llama vacilante de la vida apagarse en su interior, estando en el umbral de la muerte:

Mientras conserve un ápice de cordura, lo intentaré… una vez más…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS