Génesis 1: La Maravilla del Relato de La Creación

Génesis 1: La Maravilla del Relato de La Creación

La maravilla del relato de la creación

Cuando leemos la Biblia desde una perspectiva simbólica, como tratando de encontrar vestigios paleontológicos en un desierto, a veces podemos llevarnos sorpresas que nos hacen reflexionar sobre la misma naturaleza de la Biblia. ¿Es la Biblia una inspiración de nuestro Creador o es solo una obra superada, como muchos fundamentan? Este pedazo de texto no busca comprobar nada ni negar la fe o la creencia de algunos; se trata más bien de una de esas grandes sorpresas que podemos encontrar en la Biblia, más específicamente en el libro donde todo comienza: el Génesis.

¿Cómo inicia el todo? ¿Somos casualidad o creación?

Es sorprendente encontrar que en realidad hay muchas teorías sobre el comienzo del universo y el origen de la vida. Entre ellas, la teoría del Big Bang y la evolucionista son las más populares y aceptadas: una gran explosión y todo se pone en marcha. Después, tras millones de años de constantes cambios evolutivos en nuestro planeta Tierra, surgen —sin explicación aún del cómo— organismos complejos que dan origen a la vida en el mar. Luego, tras otros millones de años, el primer pez decide salir del agua para vivir en tierra seca. Las plantas crecen y evolucionan, al igual que los seres vivos. Y créeme, es fascinante estudiar las teorías del origen de la vida que tratan de explicar cómo, de la nada, surge todo.

En contraste, y con su propia versión, tenemos a la Biblia, que nos cuenta que Dios, crea todo lo que hay y habita la Tierra en siete días —seis para ser exactos—, siendo el séptimo día el día de la admiración de lo creado. Estudiar la Biblia suele resultar interesante. Creo que, si no es la Palabra de Dios como muchos afirman, por lo menos es una gran epopeya, y fomenta la lectura. Es un libro de moral y fábulas fantásticas, si le quitas lo sagrado, claro.

Pero al grano: ¿qué es lo fantástico aquí en Génesis capítulo uno? Analicemos con calma lo siguiente. Según varios artículos que he leído, y teniendo gran sentido, el universo y demás —galaxias, estrellas y supernovas— debieron surgir antes que la Tierra. La Tierra, en un inicio, era no más que un planeta sin vida y para que pudiese albergar vida, se tenía que contar con una atmósfera favorable para ello. Esta atmósfera incluiría lo siguiente: luz solar, agua —pues se cree que la vida inició en el agua—, oxígeno, etcétera. Los animales y las especies de plantas surgieron antes que la aparición de los primeros seres humanos; de no ser así, estos no habrían podido sobrevivir. Bien, a partir de aquí surge lo interesante y, para muchos, lo sorprendente.

El principio de los principios

Génesis 1:1-2 (RVR 1960) En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

La Biblia no nos muestra el origen de algunas cosas, como el origen de las bacterias, ni especifica cuándo fueron creadas o si los elementos surgieron directamente en la Tierra durante la creación. Pero cuando leemos este versículo, encontramos que los cielos, el espacio, estrellas, planetas y candidatos a planetas, entre ellos la tierra, se crearon juntamente. Es decir, no nos da detalles de en cuánto tiempo, o hace cuanto, sucede esto, pero podemos imaginar que se refiere al principio de los principios, antes de la gran creación que duró seis días naturales. Sorprendente mente, nos revela que incluso antes de la gran obra de Dios en la Tierra, elementos como el agua ya existían, y nos muestra a la Tierra como desordenada y vacía.

La ciencia, por su parte, cree lo siguiente: en el principio existía un protoplaneta Tierra en crecimiento, y el Sol aún no iniciaba su fusión nuclear —que lo encendería, por decirlo así— para emitir luz como hoy lo conocemos. Por lo tanto, habitaban juntos en la oscuridad del espacio. Aunque difieren en lo siguiente: la Biblia afirma que estaba repleta de agua, mientras que la ciencia nos muestra una roca en crecimiento.

El Día Uno

Génesis 1:3-5 (RVR 1960) Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

El Sol se encendió primero, antes de que la Tierra alcanzara el tamaño ideal para empezar a evolucionar como un planeta que alberga vida, según la teoría. La luz, sin embargo, es muy importante para sostener vida y generar oxígeno mediante la fotosíntesis de las plantas.

El Día Dos

Génesis 1:6-8 (RVR 1960) Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

Es curioso que se cree que antes la Tierra estuvo inundada de agua, generando una sopa primitiva de moléculas, en sincronía con una atmósfera primitiva. Es decir, antes de todo, como dice la Biblia, fueron los primeros cielos y el agua. Hasta ese punto, cuando leía y comparaba, ya estaba más que sorprendido.

Génesis 1:9-10 (RVR 1960) Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.

Después de miles de años, y gracias a la actividad volcánica, se generó el movimiento de las placas tectónicas, lo que hizo surgir la tierra seca como un supercontinente. Pangea: ese es el nombre que le da la ciencia.

El Día Tres

Hasta ahora ya tenemos elementos importantes para la vida: agua, luz solar (según la ciencia, ya que en la Biblia esta se crea después, en el cuarto día) y tierra. Sin embargo, en el tercer día de la creación, según la Biblia, surge una primera forma de vida que lo cambiaría todo y daría paso a especies más complejas. Hablamos de las plantas, que actuarían como generadores de oxígeno por medio de la fotosíntesis, inundando la atmósfera de este elemento. La ciencia cree que la primera forma compleja de vida fueron algas que surgieron dentro del agua, las cuales generaban oxígeno. La Biblia, en este caso, nos da a entender que las plantas fueron creadas en tierra firme, sin más detalles de lo anterior.

Génesis 1:11-13 (RVR 1960) Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.

El Día Cuatro

Génesis 1:14-19 (RVR 1960) Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

De este versículo podemos entender que, en el cuarto día se crean el Sol, la Luna y las estrellas, y surgen los ciclos del día y la noche, las semanas y los meses del año como los conocemos. Si bien la luz y el Sol se encendieron, según la teoría científica, hace aproximadamente 4,600 millones de años —mucho antes de que la Tierra alcanzara su tamaño ideal, alrededor de los 4,540 millones de años— se cree que el sistema solar, con la rotación de los planetas alrededor del Sol y la Luna orbitando la Tierra, adquirió esta estructura hace unos 4,000 millones de años. Aunque esto no encaja directamente en la secuencia bíblica del origen de la vida en la Tierra y su evolución, propuesta principalmente por la teoría científica, es fenomenal ver cómo, forzando la imaginación, pueden llegar a ser coherentes. Y si de teorías hablamos, todo puede ser posible.

El Día Cinco

Génesis 1:20-23 (RVR 1960) Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

En esta parte seré breve: tanto la Biblia como la ciencia parecen coincidir en algo fundamental. La vida compleja surge en el agua.

El Día Sexto

Génesis 1:24-27 (RVR 1960) Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Después de desarrollarse vida en el mar, esa vida pasó a habitar la tierra. Aquí surgen los grandes reptiles llamados dinosaurios, que tras millones de años dan origen a las criaturas tal como las conocemos. Y por último, en el mismo orden —tanto científicamente como evolutivamente— el hombre pensante, el que tiene dominio sobre la Tierra en cierto modo, surge al final. El hombre que tiene la responsabilidad de cuidar lo creado… o el azar, no importa hoy; en vez de cuidar, destruye.

El Día Séptimo

Génesis 2:2-3 (RVR 1960) Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

Siempre me pregunté por qué la Biblia dice que Dios descansó. Hoy entiendo que ese descanso es contemplación. Cuando el ser humano logra algo, se admira y lo contempla. Creo que a eso se refiere. Si existe un Dios creador, este tuvo que maravillarse de su obra. “Y vio Dios que todo era bueno.” Cuando leo esa parte, pienso que Dios estaba realizando una creación como nunca antes lo había hecho. Cuando yo programo algún programa de computadora, busco el camino más óptimo para llegar a una solución, y cuando lo encuentro y termino mi trabajo, me admiro de que todo funcione, como yo lo esperaba. Creo que eso significa que Dios vio que todo era bueno: estaba creando algo único, irrepetible.

Alguien dijo alguna vez que lo más importante en esta vida es responder una sola pregunta: ¿Crees que Dios existe o no? Cuando el ser humano se enfrenta sinceramente a esa pregunta, puede hallar —sea cual sea su respuesta— el sentido de la vida y su propósito.

«El primer sorbo de la ciencia puede hacerte ateo, pero al fondo del vaso, ahí está Dios»
Werner Heisenberg.

Yo prefiero creer que soy creación de un Creador. Pero todos tenemos el derecho de decidir y de ser respetados. Sin lugar a dudas, si dejáramos de pelear entre ateos y creyentes, si dejáramos de ver como enemigos a quienes piensan distinto, y nos uniéramos en la búsqueda honesta de la verdad, la encontraríamos.

Sea cual sea tu creencia, todos compartimos una misma responsabilidad: preservar la vida, el conocimiento y el misterio que nos rodea. Ser mejores cada día. Buscar, incluso en lo que creemos absurdo, los tesoros del entendimiento. Porque al final, más allá de teorías o dogmas, lo que nos define es lo que hacemos con lo que sabemos… y con lo que aún estamos por descubrir.

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