Redefiniendo la Paz

Redefiniendo la Paz

Hector

13/06/2025

Vivimos atrapados en conceptos. Palabras heredadas, repetidas, aprendidas sin cuestionar. ¿Quién las puso ahí? ¿Alguna vez nos hemos preguntado si realmente describen la realidad… o solo lo que nos enseñaron a ver?

Los conceptos forman una arquitectura invisible que sostiene nuestra manera de pensar. Y como toda arquitectura, pueden volverse una prisión. Una cárcel mental donde cada idea fija, cada significado indiscutido, es un barrote. Tan fino que ni siquiera lo notamos.

Y sin embargo, nada nos impide cambiar esas palabras. Redefinirlas. Mirarlas de nuevo.

Tomemos, por ejemplo, la palabra paz.

Hoy se habla de paz como si fuera el premio al final de una guerra. Como si se alcanzara con esfuerzo, como si estuviera allá afuera, lejos, en manos de tratados, negociaciones, gobiernos. A veces, incluso, como si pudiera imponerse por la fuerza.

Pero ahí está el problema: los conceptos actuales de paz incluyen a su contrario. Queremos paz luchando. Paz a toda costa, aunque esa costa sea el conflicto. Buscamos la paz haciendo guerra. Y así, lo que definimos como paz, no tiene nada que ver con la paz verdadera.

Por eso propongo una redefinición. No una que imponga, sino que invite. No una que encierre, sino que abra una rendija por donde entre la luz.

Paz (nueva definición): Estado natural del ser cuando la mente deja de intentar controlar lo que es. No es la ausencia de problemas, ni el resultado de haberlos resuelto. Es el cese de la lucha interna por resistirse a la realidad. No llega, se revela. No se conquista, se recuerda. Surge cuando la atención vuelve al presente, y con ella, la vida misma.

Esta definición no necesita imponerse. Puede convivir con las anteriores. Pero tiene el poder sutil de cambiar el rumbo de la búsqueda. De llevarla del afuera al adentro. De dejar de esperar que algo se solucione para sentir paz y empezar a descubrir que la paz ya está aquí, cuando dejamos de pelearnos con lo que es.

Y entonces surge una imagen:

Un hombre encerrado en una celda, convencido de estar preso. Los barrotes: sus creencias, sus conceptos heredados, sus ideas sobre lo que debería ser. Un día, cansado de golpear los muros, se sienta. Y al sentarse, observa. Mira con nuevos ojos. Nota que uno de los barrotes no está fijo. Lo empuja. Se abre.

Redefinir no es poseer la verdad, sino atreverse a experimentar algo nuevo. A desafiar un concepto que ya no funciona, como tantos otros.

Y en un mundo tan confundido por sus propias ideas, intentar una nueva definición puede ser como quitar un barrote de la cárcel mental que nos hemos impuesto. No para encerrar la paz en otra jaula, sino para abrir una rendija. Porque la paz no es un concepto. Es una vivencia. Y todo lo que la acerque —aunque sea con palabras— ya es un gesto de paz.

Redefinirla no es el fin. Porque la paz no puede atraparse en un concepto. Pero sí puede ser el inicio. Un primer paso. Una nueva forma de mirar, antes de que lo destruyamos todo por seguir buscándola afuera.

Etiquetas: conceptos mente paz verdad

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