La Moralidad del Camino

La Moralidad del Camino

Neiver Rodriguez

04/06/2025

El precio a pagar de los ambiguos,

mentes sosegadas e inspiradas a la decadencia.

No hay mayor hombre, que quien establece el valor,

sumergiéndose en los abismos de la maldad.

Luchar con los pesares, caprichos de lo ajeno,

sujetos a un precio elevado.

Alimentándose del seno del caos,

dicho néctar que es la suprema esencia de la vida.

Dicen más palabras de la necesarias,

y sobran oídos de lo absurdo ante la muchedumbre.

Pobres poetas que mueren a diario,

no hablan para consumar su dolor.

Donde la mediocridad enferma,

dejando sustancias de plagas que se aplastan,

unas a otra, ni siquiera ejercen un sentido moral.

Cuya virtud, es sinónimo de su desgracia;

se entrelazan sus deshonras,

mientras algunos bastardos intentan subir la gloria.

¿Quién sabe?… Las lágrimas pueden hablar,

como el silencio que escucha y calla.

O la supuesta eterna juventud que les establece,

sentarse en penurias, dejando que fluya el dolor.

Eso amantes que adoran las sombras,

cuidado cuando conozcan la luz y le teman.

Pueden ser esos que viven entre demonios,

luego ven un ángel y se asustan por la belleza.

Entonces ¿Quién usa la vara de medir?

Muchos miedos, mediante momentos,

Muriéndose «monarcas» mentirosos;

mediante malas moralidades.

Mientras mandan miradas,

masajeando minutos.

Redundan sus vidas,

peores repeticiones a lo anterior.

El uso monótono del tiempo,

quienes son precursores de la muerte.

Vamos a morir todos, pero no viviremos todos.

Así que recalquen el dolor ajeno de los muertos;

muchas palabras y poca empatía.

Dobles intenciones, dobles máscaras,

dobles sentidos, dobles caminos.

Ya no sé lo que eres real o ficticio,

copia u original;

pues sigan sus caminos y empleen,

una pequeña dicha…

Entre la peor precariedad existente.

Vive la comedia, empapa su gracia.

Dicen que los llantos son anticuados,

la nueva moda de los perdidos,

es burlarse si desasosiegos.

Al final en la vida,

la verdad siempre prevalece ante la mentira,

los verdugos primero se matan a ellos mismos…

Y la moralidad es el debate interminable,

por lo menos vivan la ironía, y

así no serán los perdidos…

En el peor camino que conozco.

Mi risa, no es muestra de bufonería,

soy un rebelde que aún tiene cadenas;

no menosprecien la fuerza del débil,

un tigre siempre nace solitario.

Después se vuelve el rey del bosque,

un cazador solitario pero letal.

Quienes eran temidos, ahora son presas,

más presos de sus condiciones,

así que indirectamente se cazan ellos mismos.

Teman lo que quieran,

pero más teman la moralidad…

El veneno más descuidado,

en toda la vida existente.

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