Estaba en un ring de boxeo siendo peso liviano, me tocaba enfrentarme a un peso pesado mucho más grande y fuerte que yo; todas las apuestas iban hacia él, aquel público no tenía ninguna esperanza en mí, ni yo mismo la tenía. Era evidente que él me ganaría tarde o temprano, aun así, decidí pelear… Lo único que podía hacer era esquivar sus golpes y tratar de marearlo un poco, aunque si me acertaba uno yo estaría muerto. Sobreviví el primer round por dicha de mi audacia, la gente se sorprendió, pero aseguraban que no sobreviviría al segundo. En ese segundo round seguí esquivando sus golpes demoledores y engañándole gracias a mi estatura. La gente poco a poco comenzó a sorprenderse de que durase tanto en el ring… Ellos sabían que yo perdería, pero al ver que no estaba dispuesto a rendirme me apoyaron unos pocos; cuando fueron pasando los rounds, esos pocos se volvieron muchos. Inclusive, aquel boxeador que parecía inagotable, en una furia incontrolable lanzó todo lo que tenía, esquivé lo que pude, hasta que un golpe me conectó y me dejó en la lona. Aquello hizo que fuese imposible pararme, y él ganó como todos esperaban, aun así, el público me aplaudió a mí, y eso fue mucho mejor que haber ganado la pelea. Era increíble cómo ese tipo mantuvo su invicto, jamás han podido ganarle. Algunos lo desafían, otros no se presentan a la pelea, y algunos se presentan pero se dejan golpear. Causa temor verle, pero en su rostro lo vi, lo aprecié, él sintió que perdió, ya que no estuve dispuesto a perder una pelea perdida… Y si tuviera que subirme a ese ring lo haría de nuevo. Ahora, no sé con quién peleará, pero si es alguien del público, estoy seguro de que ellos serán como yo y lucharán hasta el final. Así les falten brazos o piernas, le han de demostrar que no se acobardarán ante él; yo perdí la pelea, pero gané el legado, tú ganaste la pelea, tienes mi respeto, pero no tienes mi miedo.
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