Bajo El Cerezo Parte 17

Mika sintió su corazón romperse en mil pedazos al ver cómo Ren se alejaba
sin darle la oportunidad de explicarse. Su pecho se oprimía con impotencia,
pero no podía rendirse. Sabía que lo que vio en el parque lo hirió, pero si al
menos pudiera decirle la verdad… si pudiera hacerle entender que todo había
sido un malentendido.

Esa noche, Mika no pudo dormir. Pasó horas pensando en cómo hablar con Ren,
en cómo hacerle ver que lo que sentía por él era real. Al día
siguiente, se armó de valor y fue a buscarlo.

Sin embargo, cuando llegó a la escuela, lo encontró junto a Ayaka en el
patio. Ren sonreía levemente mientras conversaban, y Ayaka lo miraba
con una expresión cálida, como si en su mundo solo existiera él. Mika
sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Desde cuándo estaban tan cerca?

Respiró hondo y decidió no dejarse llevar por los celos. Tenía que hablar
con Ren.

Se acercó con cautela y, cuando Ren la vio, su expresión cambió. Se puso
serio, casi distante. Mika notó que no era el mismo Ren de antes, aquel
que siempre la miraba con dulzura. Ahora había frialdad en sus ojos.

—Ren… ¿podemos hablar? —preguntó con voz temblorosa.

Ren suspiró y desvió la mirada por un momento antes de responder.

—No tengo nada que decirte, Mika.

Las palabras le cayeron como un balde de agua fría, pero no se dejó
intimidar.

—Solo escúchame, por favor… lo que viste en el parque no fue lo que
realmente pasó. Haruto me besó sin que yo lo esperara. Yo no quería ese
beso.

Ren la miró fijamente, pero su expresión era difícil de descifrar.

—Si realmente no lo querías, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué te
quedaste callada cuando te pregunté?

Mika sintió su garganta cerrarse. Tenía miedo… miedo de que, aunque le
dijera la verdad, él ya no le creyera.

Antes de que pudiera responder, Ayaka intervino suavemente, pero con
firmeza:

—Ren, si no quieres hablar con ella, no tienes por qué hacerlo. No tienes
que escuchar cosas que ya no importan.

Mika apretó los puños, sintiendo un leve ardor en los ojos. ¿Ayaka
estaba… protegiéndolo de ella?

Ren miró a Mika una última vez y negó con la cabeza.

—Lo siento, Mika. Pero ya no puedo confiar en ti.

Dicho esto, se dio la vuelta y se marchó, con Ayaka siguiéndolo de cerca.
Mika sintió un nudo en el estómago al verlos juntos. ¿De verdad estaba
perdiendo a Ren…?

Pero ella no se rendiría.

No cuando aún lo amaba.