Al día siguiente, Ren llegó a la escuela como siempre, con su guitarra
colgada al hombro y una leve sonrisa en el rostro. Al ver a Mika en su lugar
habitual, se acercó con entusiasmo.
«¡Mika, buenos días! Anoche encontré una canción que creo que te gustará.
Podría tocarla para ti después de clases», dijo con alegría.
Sin embargo, Mika parecía estar en otro mundo. Miraba fijamente su cuaderno
sin realmente prestarle atención. Apenas asintió con la cabeza y murmuró un
«Ah… sí, suena bien» sin levantar la vista.
Ren parpadeó, sorprendido por su falta de entusiasmo. Normalmente, Mika
siempre reaccionaba con energía a cualquier cosa que él le dijera. Se inclinó
un poco para verla mejor y notó que su expresión era distante, como si
estuviera atrapada en sus pensamientos.
«Mika… ¿estás bien?», preguntó con un tono más suave.
Ella finalmente lo miró, pero sus ojos reflejaban una leve confusión.
«¿Eh? Oh, sí. Perdón, Ren. Solo estoy un poco distraída, eso es
todo».
Aunque Mika intentó sonreír, Ren sintió que algo no estaba del todo bien. No
insistió en el momento, pero mientras avanzaban las clases del día, no podía
sacarse de la cabeza la sensación de que Mika no era la misma de siempre.
Mika, por su parte, seguía perdida en sus pensamientos. No entendía por qué
la conversación con Haruto la había dejado con tantas emociones encontradas.
Sabía que su relación con Ren era especial, que le hacía feliz, pero el
encuentro con su ex la había hecho recordar momentos del pasado que creía haber
dejado atrás.
Durante el almuerzo, Ren intentó nuevamente captar su atención. «Mika,
si hay algo que te molesta, puedes decírmelo. Sabes que estoy aquí para
escucharte».
Mika lo miró por unos segundos antes de suspirar. «Ren… ¿alguna vez
te ha pasado que un recuerdo del pasado aparece de repente y no puedes dejar de
pensar en él, aunque ya no debería importarte?».
Ren bajó un poco la mirada, reflexionando. «Supongo que sí… A veces,
algunas cosas del pasado vuelven sin que queramos. Pero creo que lo importante
es cómo elegimos enfrentarlo».
Mika asintió lentamente, pero antes de que pudiera responder, la campana
sonó, marcando el final del receso. Se levantaron y regresaron a clase, pero la
sensación de distancia entre ellos aún permanecía.
Esa noche, Mika se sentó en la cama con el teléfono en la mano. Miró la
pantalla con indecisión. Había bloqueado a Haruto hace mucho tiempo, pero
ahora, después de verlo, sentía que necesitaba respuestas. Antes de que pudiera
arrepentirse, desbloqueó su número y escribió un breve mensaje:
«Haruto… ¿podemos vernos?»
Su corazón latió con fuerza cuando vio las tres burbujas de escritura
aparecer en la pantalla. A los pocos segundos, recibió una respuesta.
«Claro. Mañana en el parque, a las cinco».
Mika tomó aire profundamente y apagó el teléfono. No le dijo nada a Ren.
Algo en su interior le decía que esto era algo que debía hacer sola.
Al día siguiente, Ren quedó en salir con un amigo de la escuela a quien no
veía desde hacía tiempo. Su amigo lo llevó a su casa para tocar música juntos,
como en los viejos tiempos. Sin embargo, lo que Ren no sabía era que el parque
donde Mika se encontraría con Haruto quedaba muy cerca de allí.
Mientras caminaban por la zona, Ren vio a Mika en el parque con otro chico.
Se detuvo de golpe. No sabía quién era, pero la expresión en su rostro cambió
por completo. Se sintió traicionado.
Desde la distancia, pudo verlos hablar. Mika y Haruto conversaban sobre su
relación pasada. Mika le confesó que, a pesar del tiempo, no había dejado de
pensar en él. Sin embargo, también reconoció que ahora estaba en una nueva
relación y no podía engañar a Ren. Justo en ese momento, Haruto aprovechó la
situación y la besó.
Ren sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. Esperó a que Mika se
apartara, pero ella no dijo nada. Su silencio habló por sí solo.
Sin embargo, cuando Ren se dio la vuelta para irse, sacó su teléfono y tomó
una foto del beso antes de alejarse con el corazón destrozado. Apenas había
avanzado unos pasos cuando Mika reaccionó de golpe y le dio una fuerte cachetada
a Haruto.
«¡¿Qué crees que estás haciendo?!» exclamó con furia.
Haruto se llevó una mano a la mejilla y sonrió con arrogancia. «Lo
siento, no podía aguantarme. Sigues siendo hermosa, Mika. Deberías dejar a ese
tal Ren. Sabes que conmigo tenías algo especial».
Mika lo miró con desprecio. «¿Especial? ¡Me engañaste y me
traicionaste! Pensé que necesitaba respuestas, pero ahora lo veo claro. No
quiero volver a verte nunca más».
Dicho esto, Mika se alejó rápidamente, sintiendo que necesitaba hablar con
Ren de inmediato.
Sacó su teléfono y lo llamó, pero Ren, al ver su nombre en la pantalla,
simplemente ignoró la llamada. Su amigo, que estaba a su lado, negó con la
cabeza y suspiró.
«¿Ves, amigo? Una vez te dije que no te enamores demasiado. Siempre te
pueden traicionar o engañar».
Ren apretó el teléfono en su mano, sin saber si sentir más rabia o tristeza.
Mika, al otro lado de la línea, dejó caer el teléfono con un nudo en la
garganta. Sabía que había cometido un error, pero tal vez ya era demasiado
tarde para arreglarlo.
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