-En la Piel del Cordero-

-En la Piel del Cordero-

AtticuS

07/01/2025

Alejado de la capital, a los pies de la montaña nevada había una granja, en ella un hombre viejo y cansado cuidando de un rebaño de ovejas la cual le servía para vivir; él se había dedicado a esto desde la temprana edad, el trabajo de su padre y el padre de su padre, a sus más de 50 años su perro y su escopeta le parecían mucho más confiables que cualquier otra persona o al menos así era hasta aquella noche. En la última semana de invierno, cuando las noches se sienten más largas, el bosque a los pies de la montaña comienza a devorar cada sonido posible hasta que solo quede silencio, siempre ha sido así hasta donde recuerdo mi abuelo solía prohibirnos salir después de la tarde hasta que vuelva el día debido a la tormenta nevada la cual era tan fuerte y tan fría que incluso los lobos la evitaban, una tarde tras volver junto a mi padre y las ovejas mi abuelo me dejo con ellas mientras él junto a mi padre preparaban el establo para la larga noche, después de todo las ovejas necesitan un lugar cálido donde quedarse, no eran muchas así que no habría problema entonces con el pasar de las horas escuche un ruido, uno sutil, pero claro parecía un gruñido, entonces justo cuando pensaba en acercarme mi abuelo me puso una mano por el hombro y me mando devuelta a la casa mientras él y mi padre vigilaban el bosque con un rifle en mano cada uno, lo que sea que haya producido ese sonido claramente preocupo a los 2, aunque diría que mi abuelo más que preocupado parecía enojado como si estuviera ansioso por disparar a lo que se oculta entre los árboles y la nieve.

Todos en la casa, mi padre y mi madre preparaban la comida y el abuelo en su viejo sillón sosteniendo su rifle parecía intranquilo, observando la ventana cubierta de varas de acero. Tras la larga noche, desperté más temprano de lo normal y desde mi cuarto lo observé, un lobo o tal vez un puma, no sabría decirlo, era grande, muy grande, lo suficiente como para arrastrar el cuerpo de un alce con el hocico, el solo verlo me lleno de miedo, un profundo y gélido miedo que corrió hacia mi interior atrapando el aliento, agitando mi corazón de forma fortuita, parecía un lobo, pero algo en mi interior me decía que estaba equivocado, después de todo era muy robusto entonces la criatura gruño fuerte parecía más un alarido que un aullido ello fue suficiente para llamar a más de ellos, la impresión me hizo recordar la historia que menciono mi abuelo.

En esas montañas hay algo, algo que devora el interior de algunos animales y se viste con sus huesos, con su piel, observando con ojos que no son suyos sosteniéndose con una vida que no es suya, sediento y hambriento como pocos, un ardiente silencio qué ansia comer, temeroso del calor y el brillo del sol, oculto en el bosque, algunos creían que era un wendigo otros pensaban que era el diablo de jersey, los nativos de la zona lo llaman «Yee naaldlooshii», la verdad es que ninguna parece ser la correcta, sea lo que sea ha estado aquí mucho tiempo, un ser muy antiguo del cual se dice está encarcelado en el bosque y seguirá allí mientras el bosque siga de pie; volviendo a mí veo alejarse, adentrase al bosque aquellas criaturas mientras que la última voltea a observarme fijamente hasta perderse en las sombras, la nieve y los árboles. Al bajar para desayunar le mencioné inmediatamente a mi padre y al abuelo, este solo me dijo, Elías recuérdalo muy bien siempre «Lo que mora más halla del bosque es el señor de la montaña y mientras no te atrevas a entrar en ella de noche, lo que sea que esté allí no se atreverá a salir, porque de hacerlo él saldrá ..de pie con tus huesos, con tus ojos, con tu vida».

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