14-dic-2024
Al verte sentada foránea, en esta fiesta sorda
mi corazón rasgó su calma insatisfecha
para invitarte a bailar con trémula esperanza
rodeados de muertos grises crepusculares.
Aquella tristeza blanca tan inconsolable de Chopin
me indujo a palpar el osado vestido negro
que ceñía tu cuerpo espigado, mientras la lenta música
era interpretada por nuestras almas.
Tanto me inquietaron las palabras temblorosas
que sufrieron por salir de su encierro
que te susurré al oído varios poemas nacidos de ti
cómo no se los había dicho a mujer alguna en años.
Esos poemas son un capítulo abierto…
un animal desamparado…
mi muerte punzante…
respiraciones deshechas…
retornadas lujurias sobre la cama…
¡Desde que vi tu áurea tornasolada!
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