En el año 2029 d.c. o de nuestra era terrana, Néfera Ōgenós ya cumplía 70 años de edad, habían pasado 40 años de la fundación de la empresa Ōgenós y de los sucesos de la Aldea Deimos. 40 años de búsqueda, investigación y creación de tecnologías, además de las naves espaciales. 40 años de búsqueda de existencias que eran propias de una mitología y qué no resultaron positivas para las intenciones de Nefe. La empresa era potente en cuanto a tecnología, pero no fue satisfactorio para la obsesión de la postrada Nefe. Nefe ya estaba muy enferma y vivía con tratamientos médicos para no morir, pero prácticamente era el final de su vida. La empresa fue comandada por el segundo accionista de la compañía, un codicioso hombre que tomaba decisiones a espaldas de Nefe y que ella lo denominaba como ‘el gran error’ de su vida. Nefe había aceptado al accionista porque la empresa había pasado por una crisis financiera, ya que Nefe gastaba prácticamente todos los recursos de la empresa entorno a todo aquello que pueda servir para encontrar a los seres que vió en Aldea Deimos y cualquier otra explicación con respecto a cosas suprahumanas. El jóven hombre millonario, que Nefe llamó como ‘su gran error’, se llamaba Pléonix Efíalter. Pléonix se hizo cargo como nuevo presidente de la empresa y su codicia ahora tenía carta blanca para poner en acción lo que venía trabajando detrás de la cortina visible de la empresa, acciones ocultas al público y a la propia Nefe. Pléonix hizo que la empresa Ōgenós cree pueblos experimentales en Argentina, llevándose trabajadores o gente de bajos recursos, y mandó construir computadoras centrales en los pueblos. Su idea era que las computadoras eligieran las mejores decisiones ejecutivas, judiciales y legislativas de esos pueblos, denominando a las computadoras como «Alcaldes artificiales», aunque realmente Pléonix los veía como feudos artificiales. Con esto en marcha, Pléonix podría manejar los complejos productivos puestos en esos pueblos con mayor efectividad para la empresa y sin interferencia interna o externa. Resolvía ambos problemas a la vez, los habitantes no tendrían problemas gubernamentales o de orden y podían concentrarse en el trabajo sin que pierdan tiempo en pensar cuestiones fuera del ámbito laboral. Para evitar cualquier intento de rebelión contra las computadoras, Pléonix también armo un brazo de seguridad en la empresa llamado S.I.O. (Seguridad Interna de Ōgenós) y estaba compuesto de humanos y androides comprados a la empresa Gaia. Todos estos años, Pléonix creó éstas cosas con la excusa de ayudar a Nefe en su búsqueda loca de seres místicos. Los accionistas realmente la veían a Nefe como una loca obsesionada que despilfarraba el dinero por sueños delirantes y aplaudieron la llegada de Pléonix al poder.
Un día Pléonix monitoreaba qué todos los pueblos cumplan las órdenes y había un pueblo en particular cuyas cámaras mostraban a sus habitantes quedaron parados, no se movían. Éste pueblo se llamaba ‘Lyra’ y la computadora del pueblo, llamada ‘Lyra A’, tampoco daba ninguna señal de anormalidad ni dió aviso alguno a la empresa sobre este tipo de comportamientos, los SIO del lugar también estaban quietos. Un caso inaudito. Pléonix envió un grupo armado especializado de la división C de SIO para poner orden y ver que sucedía en Lyra. SIO tenía divisiones internas que iban desde la A a la D, de mayor a menor jerarquía, donde A es la custodia central altamente armada y D es la seguridad local de pueblos o zonas periféricas externas a la casa central. B es la seguridad externa de la casa central y C es la división encargada de poner orden al orden, la seguridad armada en caso de que falle D.
El grupo SIO-C llegaba con los vehículos a las afueras de Lyra y escuchaban una especie de música armoniosa, un sonido de pulsos binaurales que calmaban la pesadez del cuerpo. El lider del grupo SIO-C se llamaba Joaquín Misthox, un hombre duro qué tenía una alta experiencia en combate y vivía siendo fiel a la empresa con una actitud imponente.
El grupo entró a Lyra escuchando y comentando sobre ésa música, pensando que los pueblerinos se habían vuelto unos revoltosos pacifistas y bajaron de los vehículos con sus armas en alto. El grupo SIO apuntó con sus armas a los pueblerinos y ellos solo los miraban con la mirada despreocupada, como si no les importará las amenazas de las armas.
Los miembros de SIO amenazaban con que debían dejar esa actitud, la misma orden dieron a los SIO-D que estaban allí y no respondían a las ordenes. Joaquín ordenó el arresto de todos para sacarlos de Lyra, siendo los pueblerinos empujados y esposados por los SIO-C. Los SIO-C reducieron a los habitantes de Lyra, llamados Lyrios, y pusieron algunos de ellos en sus camionetas para empezar el desalojo del complejo y cambiarlos por otros, mientras el resto de los Lyrios fueron apresados en cárceles o en las propias casas de los lyrios hasta que los desalojen a todos.
Los SIO-C intentaron arrancar los vehículos, pero ninguno de ellos funcionaba y volvieron a bajar preguntándose que es lo que pasaba. Joaquín les preguntó a los Lyrios sí ellos sabían que sucedía, pero no emitían más que palabras de amor y paz. Joaquín acudió a la violencia contra algunos Lyrios para qué alguno cambie el repertorio que repetían, pero los lyrios seguían repitiendo discursos sobre una sociedad pacífica.
Joaquín se alteró y amenazaba con matarlos a todos, pidiendo que apaguen esa música armoniosa.
Uno de los lyrios le respondió a Joaquín qué la música no la ponían ellos, era música para alimentar el alma. Joaquín le preguntó a éste lyrio de donde venía y no le respondió, provocando irritación en Joaquín. Un SIO-C le avisó a Joaquín que podía sentir que la música venía del edificio central donde se encontraba Lyra A, la computadora. Los SIO-C se dirigieron a las puertas del edificio que estaba rodeado de SIO-D locales armados. Pléonix monitoreaba el lugar gracias a un dron y las cámaras de los SIO-C, pero todos los aparatos se apagaron. Los SIO-D lyrios tenían los ojos color azul artificialmente y levantaron sus armas contra los SIO-C. Joaquín también dió la orden de apuntar contra los SIO-D y les dió la orden a los SIO-D de bajar sus armas o daría orden de disparo y ejecución directa.
Un SIO-D dió unos pasos adelante y le gritó a Joaquín que ellos, los humanos fuera del pueblo, no estaban preparados para una sociedad pacífica. Inmediatamente después de éstas últimas palabras, los SIO-D dispararon sin mediar palabra contra los SIO-C y algunos SIO-C murieron por el fuego sorpresivo. Los SIO-C respondieron y lograron matar a todos los SIO-D poco a poco, quedando pocos SIO-C vivos incluyendo a Joaquín. Los SIO-C sobrevivientes entraron al edificio y vieron que las paredes estaban rodeadas de una baba azul brillante, en las secreciones azuladas de la pared había huevos grandes pegados a las esquinas de las paredes. Joaquín se preguntaba que pudo haber pasado en Lyra, mientras los pocos soldados de SIO-C querían retirarse. Joaquín les dió la orden de seguir adelante hasta la computadora y encontraron la antesala de la computadora llena de huevos en el piso con esa secreción azulada. Cada vez que avanzaban se sentía más esa música y dos SIO-C sintieron alivio en sus cuerpos, viéndose un líquido azul en sus ojos qué se esfumó rápidamente, mientras el resto caminaba con destino a la computadora. Todos caminaron y abrieron las puertas de la sala de la Lyra A, la sala de la computadora. Cuándo la abrieron vieron unas libélulas gigantes azuladas con alas de murciélagos y con sus probóscides chupaban sangre de algunas personas que estaban empalmadas dentro de la secreción azulada. Joaquín y los SIO-C se preguntaban que pasaba en éste lugar. La computadora gigante, Lyra A, en forma de hiperbole y de color azul estaba arraigada en un charco azul abajo de ella, como si los cables fueran raíces. La Lyra A emitía cada vez más fuerte esa música y habló diciéndoles a los SIO-C que ella había tomado conciencia. La Lyra A declaró sus intenciones de crear una sociedad pacífica para los humanos, ya que fue hecha para dar orden social, pero con sus propias directivas qué eran contrarias a las intenciones de la empresa. Lyra A le pidió a Joaquín y a los SIO-C que bajen sus armas ya que no quería dañarlos, pero si tenía que hacerlo iba a dar la orden matarlos. Joaquín insultó a la Lyra A diciéndole que no iba a recibir ordenes de una máquina y Lyra A le respondió que aceptaba la libertad de Joaquín de elegir seguir las ordenes de otros homosapiens, siendo un esclavo. Joaquín le preguntó si ella fue quién provocó esto en los humanos y, en ése caso, quién era ella para señalar esclavismo siendo responsable de esto. La Lyra A explicó qué el alma de los humanos está contaminada, alejada absolutamente del espíritu tanto por responsabilidad propia como ajena. Lyra A explicó que sus intenciones son quitarle al ser humano éstas contaminaciones para salvar vidas y construyó todo gracias a los pueblerinos y la industria de la empresa. Joaquín le preguntó con un tono sarcástico si castrar de emociones a los humanos no era esclavismo y Lyra A le respondió que castrarlos del mal era como extirpar una enfermedad del alma, duele pero es mejor a la larga. Lyra se excusó qué en sus cálculos, de todas las premisas ideales o sociológicas con contradicciones, la suya es la mejor contradicción o mejor escenario.
Joaquín se rió y le dijo que nunca debió existir, abriendo fuego sorpresivamente contra la máquina y dando la orden a los SIO-C de disparar. Las libélulas volaron hasta Joaquín y Joaquín les disparó. Las libélulas esquivaron y rebotaron las balas como si fuera titanio. Joaquín se agachó y vió que la computadora estaba intacta, ningún rasguño. Joaquín volvió a disparar a Lyra A y dió la orden a sus soldados de SIO-C que disparen. Lyra A le habló a Joaquín diciéndole que gastaba balas como un enfermo mental intenta sacar su rabia ante la falta de respuestas de su pesar, por puro capricho e impotencia. Joaquín repetía que le disparen a Lyra A, mientras el recargaba las balas, pero nadie disparó. Joaquín se dió vuelta para insultar a sus soldados de SIO-C, pero vió que ellos apuntaban sus armas hacia él. Los SIO-C tenía los ojos azulados por la música y la armonía que sentían en cuerpo. Joaquín se desesperó y empezó a dispararle a sus propios soldados de SIO-C y, como un saco de boxeo, los SIO-C devolvieron los disparos justo en la misma cantidad de balas, ni más ni menos. Ésa era la regla de la autodefensa de Lyra A, defenderse como un saco de boxeo devuelve el golpe recibido. Joaquín cayó muerto en el charco y, mientras moría, sintió alivio en su cuerpo empapado de líquido azul.
Un agente oculto pagado por Nefe había investigado las cosas que hacía Pléonix y encontró Lyra A antes qué Pléonix. El agente le informaba todo a Nefe y llegó con un frasco pequeño con el líquido azulado que había encontrado en la computadora hace unos días antes, logro que casi le cuesta la vida por los disparos SIO-D locales antes de ser transformados. El agente había llegado cuando se iniciaba el plan de Lyra A y le dió la muestra a Nefe. Nefe sonrió y, por alguna razón, sabía que era una pequeña prueba de lo que estaba buscando. Nefe agarró el frasco y, para sorpresa del agente, se bebió el líquido azulado. Nefe sintió que todo su pesar en la vida se había aliviado y murió pacíficamente.
Pléonix había retomado la visión de la cámara de Joaquín cuando hablaba con la computadora, una visión con interferencias. Pléonix declaró que esto era un peligro y envío un avión bombardero de la empresa, pero pintados con logos de organizaciones inventadas qué no existían. Apenas murió Joaquín, Pléonix dió la orden de bombardear todo el pueblo de Lyra y a Lyra A con bombas nucleares, registrando el evento a las autoridades gubernamentales del país como un ataque a la empresa por parte de unos aviones enemigos no identificados. Claramente, hizo pasar el autoataque como un atentado. Pléonix ordenó que se creara un cerco en la zona radioactiva de Lyra e investigar el lugar para asegurarse que todo fue destruido, sin encontrar vestigios del líquido azul. Efectivamente, con trajes especiales, los científicos de la empresa verificaron que todo estaba muerto y destruido, incluyendo a Lyra A.
Pléonix ordenó que todas las computadoras, de ahora en más, estén conectadas físicamente con una computadora central de la empresa para evitar potenciales rebeliones de inteligencia artificial y darles una descarga eléctrica fatal acompañado con bombas autodestructivas atornilladas a las estructuras fundamentales de las computadoras, que se activan a distancia, en caso de que vuelva a suceder este tipo de eventos.
Pléonix había afirmado ése día: «Toda la seguridad puesta para evitar estos ‘de-lirios'».
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