Las líneas de Nazca son geoglifos gigantes hechos por la cultura Nazca. En el 100 a.c. o a.n.e. vinieron a Sudamérica 3 exploradores del otro mundo y los pueblos de Nazca, que ya hacían éstas líneas antes de la llegada de estos seres, los dibujaron o hicieron varios geoglifos sobre ellos. Al parecer, estos seres solo vinieron a explorar el planeta y viajaban por la galaxia buscando una cosa en particular. Estos viajes de exploración y planificación eran pacíficos, ya que no sabían que podían encontrarse en cada planeta. Después de la breve exploración, estos seres se fueron con la idea de volver al planeta unos siglos más tarde.
Todo esto se contaba en los relatos orales durante todo este tiempo y pocos fueron los testigos que lo relataban y dibujaban esas líneas, solo esos geoglifos eran testimonio de su existencia, hasta ahora.
Año 1532 n.e (d.c.), los hermanos incas Huáscar y Atahualpa estaban en guerra civil, Atahualpa triunfaba y Pizarro se dirigía a ellos para conquistar a los Incas a manos del Imperio Español. Realmente, un contexto de guerra, envuelto por otra guerra y que, pronto, estaría envuelto en otra guerra más una epidemia, que en cierto punto ya es otra guerra biológica, 4 esferas de guerra envuelven una a la otra en este contexto. La guerra que estaría por librarse era de los relámpagos. Los españoles los llamaron relámpagos. Aquellos que hablaban el idioma quechua denominaban Illapa a su dios del rayo y era el sinónimo para estos fenómenos naturales, pero con los «relámpagos» que vinieron lo diferenciaron con el nombre de Ilyapu.
Mientras Huáscar fue derrotado, un planeta lejano se iluminó como si fuera una estrella, destello que duró 4 años. Por 4 años parecía que una nueva estrella lejana había aparecido en los cielos, pero era un planeta. Durante ése tiempo, Atahualpa y Huáscar fueron ejecutados y Cuzco tomado por los españoles.
Los seres del planeta de los relámpagos, que brilló como una estrella, estaban preparados para volver a La Tierra y era el mejor momento (según ellos) para volver, mejor dicho, para conquistar.
En el año 1536 n.e. (d.c.) Manco Inca se preparaba para recuperar Cuzco, evento llamado «Sitio de Cuzco». Esa noche, horas antes de que Manco Inca llegue a Cuzco con su ejército, llegaron unos rayos que impactaron en los cerros cercanos a Cuzco y se veían unas figuras irreconciliables en los impactos.
Los españoles e indígenas que estaban en Cuzco hacían sus quehaceres como una noche normal, mientras Manco Inca y los relámpagos llegaban a Cuzco de manera fortuita.
Un grupo de españoles estaban haciendo unas rondas por fuera de Cuzco, vigilando la cuidad, y uno de ellos vió un pájaro muy particular entre los árboles y fue a verlo, alejándose del perímetro. Otro español lo vió alejarse y le gritó preguntando a donde iba y aquél que se alejaba le contestó que había un pájaro. El español que fue a observar al pájaro se metió entre los árboles, desapareciendo de la vista del perímetro de Cuzco, y le chiflaba al pájaro para intentar atraparlo. El pájaro voló hasta otra rama más baja y el español la siguió. El español se acercó con sigilo al pájaro para agarrarlo, ya casi estaba a mano para largar el manotazo y tenerlo.
Justo cuando tiró el manotazo, una mano en forma de relámpago se posó en la cabeza del español. El español gritó y 3 españoles lo escucharon gritar a lo lejos y fueron a buscarlo, guiados por el español que lo vió irse. Los españoles llegaron a los árboles gritando el nombre del español que perseguía el pájaro y uno de ellos lo encontró muerto, con la cabeza llena de sangre y quemado. Aquél que lo encontró le aviso al resto, que fueron a ver el cuerpo y escucharon pájaros yéndose del lugar. Apenas se fueron los pájaros, uno de las españoles se dió vuelta y vió a uno de los relámpagos a centímetros de su cara. El «relámpago» era un extraterrestre cuyo cuerpo era transparente hecho de rayos, como si el sistema nervioso fueran los rayos; la cabeza era como la de un ajolote, pero tenía más «branquias externas o cuernitos» que caracterizaban a los ajolotes en la nuca, era de cuerpo era delgado, pero con una altura de 2,5 metros que podía reducirse por su forma plasmática o gelatinosa, pudiendo entrar en lugares pequeños.
El relámpago posó su mano sobre el español y le giró el cráneo como si fuera la tapa de un recipiente, con la otra mano apoyó sus dedos en el cerebro del español y el relámpago se iluminó un poco más de lo que ya iluminaba opacamente.
Los otros 2 españoles gritaron y le dispararon con sus armas de fuego, pero fueron detenidas por un pequeño rayo-escudo que formó la palma de la mano del relámpago en el aire, cerca de su mano y del tamaño de esa mano. Los 2 españoles corrieron, al ver que esto no funcionaba, y fueron atrapados por otros relámpagos escondidos en los árboles, ya que también se camuflaban con una habilidad camaleonica. A ambos también les destaparon el cráneo y los relámpagos apoyaron sus manos en sus cerebros.
Los relámpagos se movían en dos patas y en 4 patas, de ambas formas, según el caso o la rapidez que requerían.
Los que estaban en la cuidad de Cuzco seguían sus tareas cotidianas y no escucharon los ruidos. Un indigena auxiliar de los españoles estaba moviendo suministros y, mientras él estornudaba por la fiebre, un relámpago sigilosamente ingreso a la cuidad qué atacó y quemó al indigena dándole una descarga eléctrica que lo quemó y consumió. Luego, entró otro relámpago que sigilosamente agarró a un español por detrás y le metió los dedos en los ojos, electrocutando al español que fue perdiendo masa muscular a medida que el relámpago absorbía con sus dedos unos pulsos eléctricos muy pequeños. Cuándo el relámpago sacó sus dedos del español, se despegó de sus dedos los nervios pegados por la quemadura. Claramente, los relámpagos absorbían los pulsos eléctricos nerviosos de los humanos. En el cielo se veía que estaba por llover y unas tormentas eléctricas silenciosas aparecían entre las nubes; algunas de éstas tormentas eléctricas fueron absorbidas como si fueran unos fideos o spaghettis por un objeto invisible entre las nubes. Ése objeto era de los extraterrestres relámpagos que también absorbían los rayos y truenos naturales de los planetas. Para esto exploraban los planetas y vinieron a La Tierra en el año 100 a.c., aunque también esperaban encontrar algo más para esta época.
Sólo dos incas del ejército de Manco Inca vieron la absorción de éstas tormentas eléctricas por el objeto invisible que flotaba entre las nubes, mientras el ejército de Manco Inca con su caravana llegaban a Cuzco para entrar a recuperar la cuidad de los españoles. Los 2 incas (tawantinsuyurunas) comentaron lo que vieron y detuvieron su paso, quedando atrás del ejército, pero un alto mando incaico los apuraron para seguir el ritmo, mientras el alto mando incaico estornudaba por la fiebre que tenía.
Los incas entraron a la cuidad de Cuzco y fueron recibidos por los proyectiles de las armas de fuego españolas, la guerra del Sitio de Cuzco había comenzado. Ambos grupos se mataban entre sí, dentro y fuera de la cuidad, mientras sigilosamente los relámpagos atacaban a los más solitarios humanos distraídos por la guerra. Ambos grupos fueron atacados por los relámpagos de manera sigilosa y sin que la mayoría se diera cuenta.
Un español y un incaico se estaban batiendo a duelo en medio del quilombo, el español con espada y el incaico con una lanza. De repente, un relámpago agarró al español con espada por el cuello y lo levantó para consumirlo y quemarlo con electricidad. El incaico de la lanza lo miró y todos vieron a los relámpagos que iluminaban el campo de batalla, el de la lanza quedó petrificado por el terror y los demás miraban a esos relámpagos. Uno de los incaicos dijo Illapa pensando que era algo relacionado con sus creencias, pensando que los iban a ayudar a ellos (incas) y se acercó a los relámpagos poco a poco, tirando su arma al suelo.
Uno de los relámpagos lo miró y le atravesó con sus manos la boca de aquél incaico que se había acercado, metiendo los dedos del relámpago en los orificios internos para chupar los pulsos nerviosos.
Al ver que eran agresivos y peligrosos para ambos bandos, todos corrieron y atacaron a los relámpagos con sus armas. Españoles e incas habían pasado de ser enemigos a ser aliados en pocos segundos por fuerza mayor, un enemigo en común. Ahora eran el bando de los humanos contra el bando de los relámpagos.
Los relámpagos atacaron a ambos bandos, atacaron al bando de los humanos en general. Los humanos no podían hacer nada frente al poder se los relámpagos. Los relámpagos usaban escudos eléctricos con sus manos, ante el ataque humano, y ellos respondían con ataques e impactos que electrocutaban gente al tacto y a las armas. No posean o lanzaban proyectiles los relámpagos, tampoco lanzaban rayos, solo sabían atacar cuerpo a cuerpo. Los propios cuerpos de los relámpagos eran sus armas y sus defensas. Derretían con sus manos todo aquello que era derretible por el poder eléctrico que transmitían. Para colmo, sus cuerpos eran invisibles cuando se camaloneaban con el paisaje, apagando su electricidad que los delataba cuando se iluminaba. La única forma de reconocerlos, cuando usaban esa habilidad camaleonica, era por el sonido eléctrico que emitían.
No había forma o manera de matarlos, los humanos caían como moscas y siendo absorbidos por esos relámpagos. Miles cayeron muertos. Para aumentar la dificultad, los relámpagos comían los pulsos nerviosos de los humanos y aumentaban la acumulación de su poder eléctrico concentrándolo para atacar. No había ninguna ventaja humana contra los electrófagos «relámpagos» extraterrestres.
Esta masacre continuó hasta las afueras de Cuzco, por los cerros, españoles e incas compartían armas. Un español se tropezó, dejando caer su arcabuz, y un relámpago subía el cerro para matarlo, un incaico que estaba a su lado dudo en ayudarlo ya que eran enemigos. El incaico agarró el arcabuz que cayó a sus pies e intentó saber como se usaba, el relámpago se acercó más y más al español y, justo cuando el relámpago iba a posar su mano en la cabeza del español, el incaico le disparó en la cabeza al relámpago. No iba a funcionar, no funcionaba, pero con ése relámpago funcionó por algún milagro que el español atribuyó a Dios. Un hilo de sangre blanca caía desde la transparente cabeza del relámpago, solo se veía la sangre y el contorno de la cabeza, y el relámpago cayó muerto en la subida del cerro. El incaico y el español festejaron, el incaico le pateó la cabeza invisible al relámpago de la furia y el español se paró para abrazar y besar en la mejilla al incaico del arcabuz. Eran enemigos, pero la emoción les ganó la pulseada de la enemistad. La humanidad y sus contradicciones. La sangre blanca sólo manchaba el contorno de la cabeza del relámpago haciéndo visible solo el contorno. Español e incaico no sabían como funcionaba la muerte de los relámpagos, pero informaron al grupo que resistía en la cima del cerro que había que mancharlos con algo para verlos.
El grupo del cerro les arrojaba barro a los relámpagos, revelando sus ubicaciones, y los relámpagos apagaban su lumbre eléctrica para volverse camaleonicos. Los visibles por el barro atacaban y los que no fueron manchados se dieron cuenta de este intento desesperado de los humanos y desaparecieron de la vista del grupo que estaba en el cerro y atacaban desde la invisibilidad absoluta.
Aún así, manchados o no, los ataques humanos no tenían efecto en los relámpagos. El español y el incacio, que habían visto como murió el relámpago, se preguntaban como morían ya que era posible. No se entendían el uno al otro, pero gritaban preguntándose el uno al otro porque no funcionaba otra vez los disparos. Los relámpagos seguían usando esos escudos y atacaban poco a poco, 2 manchados con barro y 3 ocultos camaleonicamente. El resto de los relámpagos estaban en Cuzco y las afueras atacando a la gente que se defendía. Un español, que estaba en el cerro, estaba por ser atacado por un relámpago manchado con barro y cerró los disparandole al relámpago. El relámpago puso la mano para activar su escudo, pero la mano le empezó a sangrar y el escudo no fue activado. El relámpago hizo un chirrido eléctrico de dolor, mientras le goteaba sangre blanca de la mano y un incaico le tiró una lanza en la cabeza al relámpago, atravesandole la cabeza con la lanza. El relámpago cayó muerto, nadie sabía porque, pero a veces funcionaba y a veces no. Lo mismo le pasó al otro relámpago manchado de barro que murió de un disparo de mosquete por un español. Solo quedaban los 3 relámpagos ocultos y el español que mató al relámpago vió en la cabeza del extraterrestre unas pequeñas manchas grisáceas que sobresalían del relámpago, algo que los demás no tenían.
Los ocultos empezaron a atacar desde su invisibilidad y mataron a una docena de humanos, acorralando a la resistencia del cerro. Humanos morían y el círculo humano de resistencia se cerraba cada vez más. Uno de los incaicos dijo algo y el español que mató al relámpago preguntó que decía, un traductor aclaró que el incaico había dicho que escuchen a los monstruos. Eran invisibles, pero ese ruido eléctrico los delataba.
Otro incaico escuchó a un relámpago y tiró un flechazo revelando la identidad de otro relámpago que se manchó de su propia sangre y un español le disparó a la cabeza del relámpago herido con su arcabuz.
Quedaban 2 ocultos, rodeaban a los del cerro, otros humanos murieron en el cerro. Un español le disparó a otro relámpago oculto y lo hirió, el relámpago fue contra éste español y desde atrás apareció un incaico para pegarle un hachazo en la cabeza del relámpago, salvando al español. Lo mismo pasó con el último relámpago oculto, pero al revés. El incaico del hacha le lanzó el hacha a la pierna del oculto que quedaba vivo y un español lo remató. Se preguntaban si habían más y, cuando se dieron cuenta que ni habían más, bajaron del cerro para volver a Cuzco y salvar gente.
Algunos relámpagos murieron a manos de esclavos, indios y españoles en el llano. Pocos humanos sobrevivieron. Los relámpagos seguían atacando y los del cerro bajaron para ayudar a los demás en Cuzco. Más humanos murieron y quedaban muy pocos, incluyendo al Manco Inca. Todo parecía perdido, pero lentamente los relámpagos caían e iban muriendo solos. Algunos fueron rematados por los humanos, pero la mayoría morían sin explicación. Los relámpagos que iban cayendo tenían esas mismas manchas que vió el español y, algunos, tenían protuberancias blanquecinas. El español, que vió las manchas del relámpago en el cerro, volvió a ver esas manchas y comentó que ya tenía una idea de porque estaban ganando.
Todos los relámpagos murieron poco a poco. Manco Inca tomó el poder en Cuzco y ordenó a los sobrevivientes que aceptaron su liderazgo, no era momento para combatir más. Los cuerpos de los relámpagos desaparecieron con los mismos rayos que los transportaron cuando llegaron, rayos que salieron de ese objeto invisible entre las nubes que abandonó el planeta Tierra.
Posteriormente, los humanos sobrevivientes de Cuzco murieron poco a poco de enfermedades a semanas de la batalla, transimitieron la información sobre los relámpagos, pero no había pruebas más allá de los testimonios de españoles e incaicos. No se sabe si la enfermedad la portaban ellos e infectaron a los relámpagos o si la enfermedad vino con los relámpagos. Solo se sabe que habían ganado la batalla contra los relámpagos del otro mundo, de ése planeta que brillaba como una estrella durante 4 años.
Los sobrevivientes de Cuzco nunca lo supieron, pero esos relámpagos se habían equivocado. Los relámpagos calcularon que los humanos iban a descubrir la electricidad para esas fechas, pero lo hicieron más tarde. Los relámpagos buscaban eso y podían quedarse a absorber los rayos naturales del planeta, pero la electricidad artificial era más constante que los rayos. Los relámpagos sabían que los planetas con civilización llegaban a la conclusión de una revolución eléctrica e industrial, varios mundos conquistaron aprovechando la revolución eléctrica e industrial de las civilizaciones de los mundos que conquistaban y les funcionaba esa forma de operar. Pero, los relámpagos no calcularon que los humanos tardarían tanto en descubrir la electricidad artificial. Habían calculado mal. Increíblemente, la falta de tecnología para abastecerse mejor y acumular más energía fue una de las causas de la derrota junto esa cosa que infectó a los relámpagos y debilitó sus cuerpos.
Los relámpagos cometieron un grave error que aprendieron para una próxima invasión: no confiar en los cálculos hipotéticos, ni confiar en las exploraciones con muchos años de diferencia con respecto a la invasión. La próxima vez, iban constatar en el mismo instante los factores necesarios para invadir inmediatamente un planeta.
Actualmente, los científicos analizaron las aureolas blancas mezclada con la tierra. En los extractos arqueológicos encontraron de las aureolas una especie de viruela nunca vista en el mundo, una viruela mutada y fusionada con otro virus que transmitía luminicencia, era como si una enfermedad de otro mundo se hubiese fusionado con la viruela de este mundo, haciendo una supervirus. Los científicos denominaron a éste virus fusionado como el mutágeno viral «electroviruela». Los científicos no lo sabían, ni supieron nada acerca de la existencia de extraterrestres, solo lo tomaron como rareza, no sabían que este supervirus fue producto de una fusión entre el virus terricola y el virus extraterrestre, fue el virus que debilitó a los relámpagos.
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