Spes Ultimadea: 100 años después de Cirrostratus

100 años después de los eventos de Cirrostratus, en el año 3147 d.c. o n.e. de La Tierra, una nave partió desde el planeta Tierra en dirección al planeta Divitiae-4.

Luego de Cirrostratus, Amanojak Segundo Efíalter tomó el mando de la Corporación Eufrosyne como Presidente. Amanojak Primero Efíalter, sobrino de Walich y padre de Amanojak Segundo, se había hecho cargo de la corporación como presidente después de los eventoa de Cirrostratus. Amanojak Primero había anunciado la terrible tragedia de Cirrostratus al mundo, ya que el evento era conocido por toda la humanidad galáctica y lamentó que su tío, Walich, cayera en la locura. Luego de esto, Amanojak Segundo tomó la presidencia cuando Amanojak Primero ya estaba muy viejo para continuar con el mando.

Amanojak Segundo creía que la Corporación se había estancado por evitar caer en errores, ante la mala fama que tenían por culpa de Walich, así que intentó reflotar la corporación con ambiciones. En parte, Amanojak Segundo odiaba a Walich por sus errores y también lo admiraba por las ambiciones.

Así, la Corporación Eufrosyne volvió en búsqueda de mundos con riquezas y minerales valiosos que puedan aumentar la capacidad tecnológica para la industria energética. Amanojak Segundo estaba investigando en secreto la búsqueda del santo grial tecnológico para los humanos, no para algo celestial como Walich, sino para la perfección entre cuerpo y energía; que los individuos puedan controlar la energía con su cuerpo sin necesidad de depender de la industria. Para esto, se necesitaban minerales específicos que no se encontraban en La Tierra y Divitiae-4 parecía un candidato planetario por las noticias de viajeros y expediciones espaciales, un planeta que albergaba minerales y riquezas nunca vistas como también las que habían en la Tierra.

El nieto de Rafaela Loto, Fabricio Loto, trabajaba para la Corporación Eufrosyne y viajaba en la nave de la corporación llamada Spes Ultimadea. A Fabricio le llegaron los cuentos de su abuela, pero lo creyó una mitología espacial junto a la idea de un hombre llamado Ángel Krino.

En la nave había varios tripulantes, para garantizar la máxima eficiencia.

La nave Spes, como se le decía abreviadamente, estaba llegando al sistema solar binario donde estaba Divitiae-4 y entrando a la zona gravitatoria que influenciaban sus dos soles.

Mientras trabajaban los tripulantes, apenas cruzaron la zona gravitatoria solar binaria, se abrieron portales dentro de la nave donde entraron humanoides rojizos sin piel que caminaban en cuatro patas y poseían una cola y lenguas que eran largas. Algunos tenían orejas punteagudas, otros varias bocas en el cuerpo, algunos largaban una secreción babosa, pero todos eran muy parecidos a los humanos en 4 patas, rojos y con cola.

Sólo rabiaban por la boca y gruñian, no tenían comunicación alguna más que esa.

Por así decirlo, a estos seres humanoides rojizos los denominaron posteriormente como los Escarlateos.

Los tripulantes fueron atacados uno a uno por los escarlateos, de manera sigilosa, arañando y arrancando sus vísceras. Los escarlateos comían de las vísceras humanas y se alimentaron, hasta que un tripulante vió los cuerpos y apretó la alarma de seguridad de la enorme nave Spes; justo antes de ser atacado por estos engendros que se pudieron ver por las cámaras.

La alarma sonó por toda la nave y Fabricio se levantó de su cama para vestirse. «Por favor, a todo el personal, diríjanse a la Central de la Nave Spes Ultimadea. Repito, todo el personal debe dirigirse a la Central de la Nave» – decía la voz automatizada de la inteligencia artificial de la nave -.

Fabricio corrió junto a otros tripulantes por los pasillos de la nave que iban a la Central, preguntando que pasaba. Un tripulante le dijo que tal vez hubo una avería o algún objeto estelar los golpeó, no sabían bien que pasaba. Las compuertas se abrieron solas, mientras las luces de emergencia giraban, y desde una compuerta atrás de los tripulantes que corrían se veía caos y oscuridad. El pasillo estaba igual de oscuro, cuyas únicas iluminación eran las luces de emergencia y los ventanas donde entraba la débil y lejana luz solar.

Los escarlateos entraron por la compuerta gruñendo y los tripulantes que estaban en el pasillo vieron a los escarlateos. Los tripulantes que estaban atrás de todo, cerca de la compuerta, fueron atacados y despedazados por los escarlateos que saltaban para atacar. Los escarlateos caminaban por el suelo y por las paredes para saltar. Fabricio se quedó helado y quedó atrás de los demás tripulantes que corrían de miedo. Uno de los escarlateos caminó lentamente por las paredes que tenían ventanas, mirando a Fabricio. Los tripulantes entraron a la compuerta que daba al Centro de la nave y le gritaban a Fabricio para que reaccione.

El escarlateo estaba a punto de saltar encima de Fabricio y, cuando el escarlateo inclinó sus patas para saltar, un gancho de carnicero atravesó la ventana y la garganta del escarlateo, luego el gancho sacó al escarlateo por la ventana tirandolo al espacio. El escarlateo salió fácilmente por la presión que hacía el oxígeno al escapar de la nave y de la ventana rota entró saltando un hombre con un casco de astronauta puesto. El hombre se mostraba impoluto, inmóvil a la presión, mientras Fabricio se agarraba a la estructura de la nave. Fabricio vió que en la frente del casco del hombre tenía un símbolo rojo de 3 óvalos cruzados entre sí, como el contorno de los ojos mejor dicho, uno grande en el centro y dos a los costados desde el interior del centro del ojo horizontal. Parecían dibujados con sangre.

Fabricio le agradeció y camino contra el viento del oxígeno que escapaba hasta la compuerta donde lo esperaban los tripulantes sobrevivientes. Fabricio cruzó la compuerta con dificultad, mientras el hombre con el casco le partía las cabezas a los escarlateos con sus propios puños y el garfio o gancho ese que llevaba. Fabricio le dijo al hombre con casco que entre y el hombre con casco se acercó caminando mientras se sacaba de las espaldas y revoleaba a los escarlateos como si fueran muñecos, una facilidad increíble. El hombre con casco se acercó a la compuerta y la cerró sin entrar al Área Central de la nave, quedándose en el pasillo. Fabricio se quedó sorprendido y le preguntó porque no entró, preguntó cual era su nombre. El hombre se dió vuelta dándole la espalda a Fabricio para seguir con su lucha y giró un poco su cabeza para un costado hacia atrás mirando a Fabricio de refilón. Con la luz del sol reflejada en el vidrio templado oscuro de la visera del casco, el hombre del casco, cuyo rostro oscuro apenas se podía ver por el reflejo, le contestó a Fabricio donde también escucharon los tripulantes: «Pretor» – dijo Ángel Krino -.

Los escarlateos guimoteaban ese nombre «Pretor» y se echaban para atrás con miedo mientras le gruñian a Ángel.

Fabricio no sabía cual era el rostro de Ángel, nadie sabía, pero aún así comentaron la grandeza de Pretor. Así lo llamaron: Pretor.

Ángel Krino había muerto, según sabía Fabricio, con el brazo y la cabeza cortada en una explosión. Pero Ángel Krino estaba de cuerpo completo nuevamente.

Pretor, o Krino, empezó a caminar lentamente por el pasillo y los escarlateos se hacían para atrás. Pretor empezó a trotar por el pasillo y los escarlateos se empezaron a correr, huyendo de Pretor. Pretor corrió rapidísimo y sacó una cadena de su muñequera con una esfera pequeña que salió de las cadenas, las cadenas se enrrollaron en una barra de la estructura de la nave, Pretor se impulsó con la cadena y con el garfio atravesó la nuca de un escarlateo. Con el mismo garfeo arrancó parte de la cabeza del escarlateo y el garfeo se quedó clavado en unas rejillas de la pared. Los escarlateos vieron que el garfeo se clavó, dejando atorado a Pretor, y aprovecharon para atacarlo. Pretor se quedó quieto mirándolos y desde la visera se lo pudo ver sonreír.

Cuándo los escarlateos saltaron hacia Pretor, él se sacó el gancho o garfio de su muñequera y le metió un puño en la boca a un escarlateo que saltó hacia él. El puñetazo atravesó la garganta del escarlateo, dejándolo temblar en el aire, Pretor había simulado estar atascado. Sacó su mano de la garganta del escarlateo, dejándolo caer, atrajo de nuevo la cadena en su muñequera de la mano derecha y, con la misma mano, agarró a otro por el cuello. Con la mano derecha tiró al suelo al escarlateo y le aplastó la cabeza con un pie. Otro escarlateo saltó y Pretor lo agarró de la boca. Con esa misma mano llevó al escarlateo y le estrelló la cabeza contra la pared, como si fuera una naranja.

Una vez más, otro saltó, Pretor lo agarró del cuello y con la otra mano le perforó el parietal del cráneo de un puñetazo.

Pretor no paraba de partir cráneos con sus propias manos, sin nada más que sus puños y pies.

Otros escarlateos que estaban atrás le gruñeron a Pretor, caminando por las paredes y el techo para abalanzarse contra él. La compuerta de ésa área, donde estaba Pretor se cerró y Fabricio le dijo por un altavoz con cámara que la cerró para que pudiera respirar. También le dijo que podía acceder al Área Central por el pasillo paralelo que no tenía fugas. Pretor miró a la cámara y le levantó el pulgar.

Pretor volvió a mirar a los escarlateos y sacó dos armas. Por el altavoz, un alto mando le pidió que no dispare proyectiles dentro de la nave, pero a Pretor no le importó y empezó a dispararle a los escarlateos en la cabeza que saltaron hacia él. Las cabezas explotaban mientras Pretor caminaba hasta el pasillo paralelo conectado en forma de «Y» con el camino principal donde él estaba que también conectaba con el pasillo donde entró por la ventana. Entró al pasillo paralelo, se cerró la puerta del pasillo con algunos escarlateos y Pretor. Los escarlateos se subieron al cuerpo de Pretor, acumulándose y frenando el paso de Pretor. Parecía que lo habían reducido, pero los escarlateos murieron de disparos múltiples, saliendo Pretor de ése cúmulo de escarlateos que lo reducían. Habían muerto todos los escarlateos del pasillo cerrado, pero no todos los de la nave. La puerta al Área Central se abrió y Pretor entró, cerrándose la puerta a sus espaldas. Fabricio lo vió y Pretor se sacó lentamente el casco. Era Ángel Krino y cuando se vió su rostro dijo: «Siempre vuelvo» – seguidamente, luego de una breve pausa, lo miró a Fabricio y continuó hablando – «Hola Loto».

El alto mando se acercó a Pretor para retarlo por disparar dentro de la nave, pero Pretor lo ignoró. Fabricio le preguntó como sabía su apellido y Pretor le dijo: «Tú abuela es mi amiga, vine a protegerte por su legado». Fabricio le decía que no lo podía creer, ¿Ángel Krino?, estaba muerto y pasaron 100 años, como mínimo debería estar en un asilo de ancianos. Pretor le comentó que vino del infierno, no importaba lo que había pasado o como estaba vivo como si no hubiese pasado el tiempo, importaba salir de la nave y volver a la Tierra. El alto mando, que lo seguía retando a Pretor, interrumpió la conversación diciendo que solo había una nave de escape para pocas personas y que estaba en la plataforma de aterrizaje, era imposible llegar ahí con esos monstruos. Pretor lo ignoró nuevamente y Fabricio se agarraba la cabeza diciendo «Ángel Krino» repetidamente.

Pretor lo miró y dijo: «Sí. Ahora no hay tiempo de explicaciones. No hay otra salida, los escarlateos vinieron en horda a la nave, solo queda salir».

Pretor preguntó si había forma de autodestruir la nave y un tripulante se lo confirmó. Pretor le dijo que la active y el alto mando dió la orden de ignoren a Pretor, pero Pretor apuntó con su arma al alto mando y activaron la autodestrucción de la nave con un temporizador, para que les de tiempo de escapar.

Finalmente, por más que renegaba el alto mando, todos los tripulantes aceptaron seguir a Pretor y agarraron lo que pudieron para defenderse. Pretor le dijo a Fabricio que se ponga detrás de él, Fabricio le preguntó porque lo protegía tanto y Pretor no contestó.

Abrieron las puertas y se podía ver toda la nave Spes destruida y a oscuras. Corrieron por el pasillo yendo para las escaleras que daban a los pisos de abajo hasta llegar a la plataforma de aterrizaje.

En el camino, atacaron los escarlateos. Más camino hacían, más escarlateos caían muertos por Pretor. Algunos tripulantes murieron, otros pocos escarlateos murieron en manos de tripulantes y Fabricio, pero la gran mayoría de los escarlateos morían a manos de Pretor.

Piso S7, Piso final, Área Plataforma de Aterrizaje. Los escarlateos venían en hordas. Todos sobrevivientes eran los justos para la nave de emergencia, la nave Spes Ultimadea X o Spes X. La Spes X fue preparada para irse, mientras los escarlateos intentaban meterse de alguna forma en la nave o romper los vidrios. Los escarlateos se subían a la superficie externa de la Spes X. La nave se despegó del suelo con sus propulsores y las compuertas de la plataforma de aterrizaje se abrieron. 20 segundos para salir de la nave madre.

Los escarlateos se empezaron a fusionar entre sí, como una masa de carne y sangre, haciendo un Gran Escarlateo.

«La nave está atascada, no sale» – gritó uno de los pilotos -.

Todos vieron por las ventanas y vieron a ese Gran Escarlateo agarrando la nave Spes X por detrás con las dos manos cuyos dedos parecían garras, mientras los propulsores traseros de la nave expulsaban ese fuego o plasma azulado que empujaba la nave para adelante.

«Abran la puerta» – dijo Pretor -.

El alto mando le respondió diciéndole que no podían abrir la puerta con la compuerta del aterrizaje ya abriéndose.

«Abran la puerta» – dijo Pretor apuntandole con su arma en la cabeza al alto mando, parado en la puerta del costado izquierdo de la nave-.

5 segundos para salir de la nave.

Fabricio lo quiso frenar, diciéndole que podía haber otra manera de deshacerse de ese Gran Escarlateo. El alto mando le abrió la puerta y Pretor, mejor dicho Ángel Krino le respondió a Fabricio: «Yo siempre vuelvo».

Pretor bajó de la nave Spes X y volvieron a cerrar la puerta. Todos miraron a Pretor desde las ventanas.

Pretor apuntó con su muñequera al cuello del Gran Escarlateo y le tiró la cadena, que se enganchó en el cuello del Gran Escarlateo. Pretor tironeo al Gran Escarlateo y la bestia soltó con una mano la nave para pegarle a Pretor.

Faltaba poco para que explote la nave, ya se había cumplido el tiempo de la compuerta para que se abra completamente. La nave hizo un movimiento hacia adelante cuando Gran Escarlateo soltó una de las manos. En el suelo, Pretor escuchó la voz de su esposa y le dijo al Gran Escarlateo: «De éste infierno no vas a escapar». Con una mano, Pretor comenzó a disparar con su arma y, con la otra, tironeaba la cadena. El Gran Escarlateo sintió los impactos en la espalda y soltó la nave. La Spes X salió torpemente de la nave madre, rosando las paredes de la plataforma antes de salir.

Desde lejos, Fabricio vió como Pretor luchaba con el Gran Escarlateo. Alejándose del sistema solar binario y con dirección de regreso a La Tierra, se vió desde lejos como explotó la nave madre Spes Ultimadea. Fabricio miró la explosión. Por una parte, Fabricio estaba apenado por Pretor, pero algo le decía en su interior que Ángel Krino iba a volver, sintiendo agradecimiento y una gran deuda con él. 

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