La Floralis Genérica es una escultura cinética ambiental y metálica en la Cuidad de Buenos Aires inaugurada en el año 2002, que emula a una flor cerrando sus pétalos de noche y abriéndolos de día, o al menos eso aparenta. Realmente funciona como funcionaría una flor orgánica, pero de metal y varios mecanismos que no vienen al caso.

Lo cierto es que la Floralis Genérica sí fue creada y donada por Eduardo Catalano, pero sin saber el transfondo que había detrás de su maravillosa creación.

Los Pichi o Pichintún son unos pequeños seres que caminan entre las hormigas y las plantas, invisibles al ojo humano por dictamen de los tutores del mundo. Los Pichi son unos adorables custodios del mundo en miniatura, que no debe confundirse con el concepto de duende (no lo son y no se ven representados con el concepto), pero que también son parte de la custodia del planeta Tierra en general, de hecho son fundamentales. ¿Porqué nombro a los Pichi y que tienen que ver con la Floralis Genérica?. La razón es que los Pichi trabajan para que el espíritu de la Tierra y su naturaleza esten conectadas para que todo funcione como buenamente pueda funcionar, aunque a veces las circunstancias superan este trabajo y utilizan las estructuras como centros de defensa de La Tierra contra los llamados «Espectros extraterrestres».

Los Pichis vieron en el año 2002 esta maravilla y vinieron a vivir alrededor de la Floralis Genérica para darle una función más allá de la razón humana por la que está hecha. Los Pichis le agregaron mecanismos, cables y artefactos que conectan con la Tierra y las raíces de las plantas teniendo una doble función:

Por un lado, la Floralis Genérica absorbe la energía solar para alimentar a todas las plantas del mundo desde la Cuidad de Buenos Aires y, por otro lado, también acumula toda esa energía de las plantas (entre otras energías del planeta) para disparar un potente rayo plasmático desde la flor metálica que desintegra los espectros extraterrestres. La energía de la Floralis Genérica no sólo desintegra los espectros que vienen fuera del planeta sino que también desintegra cualquier objeto amenazante para la vida en la Tierra.

Los Pichis son dificiles de describir, pero son como unos humanoides comadrejas coloradas yungeñas con espalda de tatu carreta que están formados de vegetal, es decir, son vegetales que se mueven como un ser de carne y hueso. La comunicación de los Pichis es una variante de sonidos de la única palabra que conocen: «pichi». Por esta razón, a los Pichis se los puede escuchar decir «pichi-pichi» a cada rato, pero en distintas variantes.

Los Pichi se visten de distintas maneras, algunos se visten parecido a los obreros del siglo XX, otras se visten parecido a las granjeras del feudalismo, la vestimenta en general es de campesinado variando según el ambiente laboral. Estos pequeños seres gustan de la bebida de las frutas, de la música, del baile y de las semillas que no germinan, se sienten agradecidos cuando les obsequian frutas (sobre todo las que no conocen) y comercian con semillas, mordiendo las semillas para saber si son auténticas. Al ser hechos de vegetal son desapercibidos entre las plantas por lo qué, muchas veces, cuando un animal doméstico los encuentran empiezan a ladrarles o gruñirles ya que no se criaron en la vida silvestre y no los conocen.

Se cuenta que los tutores de La Tierra usan su magia y se achican en miniatura para visitarlos, disfrutando de su música barda o de suaves pianos que acarician el alma, música propia de ellos que refleja su naturaleza tranquila y mecedora. Aunque no hay que engañarse, los Pichi también son guerreros cuando es necesario y muy hábiles. Se dice que los Pichis han derrotado centenas de espectros que salían del suelo para pudrir el ambiente o infectar los seres vivos, cosa que a un humano promedio lo haría temblar de miedo.

Volviendo a la Floralis Genérica, una vez venía desde el centro de la galaxia un ejército de espectros y entes supranaturales de poderes titanicos cuyos horrores cósmicos carcomen planetas enteros, realmente una nebulosa militar de horrores cósmicos, cuyo tamaño era el de 100 Sistemas Solares. Ésa noche los Pichis trabajaron mucho para acumular energía y la Floralis Genérica disparó varios rayos potentes con un nivel de potencia tal que no solo desintegró a ese ejército de espectros, sino que, también desintegró algunos llamados «Soles Oscuros» que eran la energía vital de los titanicos espectros de tamaños astronómicos, salvando a La Tierra y a todo un sector galáctico comprendido de 45 grados de largo desde La Tierra hasta el centro de la Vía Láctea, rayos que solo afectan a los espectros, a sus objetos estelares, y a otras entidades.

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