«En el tejido de la vida, hay momentos que marcan un antes y un después. Instantes que, sin previo aviso, cambian el curso de nuestro destino. Para Bruno, un viaje a Alemania parecía ser solo una recompensa por su esfuerzo, pero el destino tenía reservado algo más. Un encuentro que cruzaría fronteras y distancias, uniendo dos almas que, sin saberlo, estaban destinadas a encontrarse. La distancia que los separaba pronto se convertiría en un puente que los uniría, cambiando para siempre el rumbo de sus vidas.»
«The phone rings in the middle of the night
My father yells, «Whatchu gonna do with your life?»
Oh daddy dear, you know you’re still number one
But girls they wanna have fun,»
Bruno sentado en su habitación escuchando música, estaba revisando su correo después de una larga jornada de clases cuando de pronto un correo robó su atención. El asunto decía: «Felicitaciones».
Con manos temblorosas, abrió el correo y leyó:
«Estimado Bruno,
Es un placer informarte que has sido seleccionado como ganador del concurso ‘Ensayo de tres pasos’, organizado por nuestra institución. Tu ensayo sobre la influencia Alemana en la historia de México impresionó a nuestro jurado.
Como premio, tienes la oportunidad de realizar un viaje a Alemania, donde podrás explorar los lugares y monumentos que inspiraron tu investigación. El viaje tendrá lugar del 15 al 25 de junio y se cubrirá todos los gastos.
Por favor, confirma tu aceptación antes del 10 de mayo.
Felicitaciones nuevamente por tu logro.
Atentamente,
[El comité organizador]»
Bruno no podía creerlo. Se sintió emocionado y agradecido al mismo tiempo.
«That’s all they really want, some fun
When the working day is done
You know girls they wanna have fun.»
Pero de repente su alegría se apagó. Se sentía nervioso y preocupado. ¿Cómo reaccionarían sus padres? Su padre siempre había sido estricto con los gastos y su madre podría preocuparse por la distancia.
«¿Qué dirán?», se preguntó Bruno, sintiendo un nudo en el estómago.
La emoción del triunfo se mezcló con la ansiedad, y Bruno se quedó sentado, mirando la pantalla, sin saber qué hacer a continuación.
«No, Bruno. No puedes ir. Es demasiado lejos y no me gusta la idea de que estés solo en un país extranjero.»
«Mamá no iré sólo, algunos maestros y compañeros también iran conmigo»
Su padre, frunció el ceño. «Esther, no seas así. Es una oportunidad increíble para Bruno. Esto le servirá mucho.»
Esther cruzó los brazos. «No me importa. No quiero que vaya.»
«Es un viaje educativo. Estará con estudiantes y profesores. Será seguro.»
«No, no y no. No quiero que vaya.»
Bruno se sentía atrapado en el medio de la discusión, se levantó de su asiento dejando a sus padres solos en la mesa, sentía su corazón hundirse y la oportunidad esfumandose.
«Por favor, piensa en lo que esto significa. Es un premio por su esfuerzo.»
La madre de bruno se quedó pensando, ambos dividos por el silencio decidieron terminar de cenar.
Esther recordaba las noches en vela, cuidando a Bruno cuando era pequeño, las risas y las lágrimas, los pasos vacilantes y los abrazos cálidos. Y ahora, la idea de dejarlo ir, de soltar la mano que había guiado durante tantos años, la llenaba de un dolor profundo, aunque la intuición esta vez no le fallaba pues este viaje le serviría a su hijo para encontrarse con él mismo y mirar hacía otros horizontes.
Al día siguiente Bruno se despertó con el sonido de la puerta de su habitación abriéndose lentamente. Su madre entró con una sonrisa en el rostro y una taza de café en la mano.
«¡Buenos días!» dijo, depositando la taza en la mesita de noche.
Bruno se estiró y se sentó en la cama, frotándose los ojos. «¿Qué pasa?»
Esther se sentó en el borde de la cama y le tomó la mano. «He estado pensando mucho en lo que hablamos ayer… y he decidido que sí, puedes ir a Alemania.»
«¡De verdad?!»
«Sí, pero con una condición.»
«¿Cuál?»
«Que cuando regreses, me acompañarás un mes a mis clases de dibujo.»
Bruno se rió. «¡Trato hecho!»
«Estoy tan orgullosa de ti, Bruno. Eres un joven talentoso y mereces esta oportunidad.»
Bruno se sintió aliviado y feliz. «Gracias, mamá. Te prometo que no te decepcionaré.»
«Sé que no lo harás. Ahora, ¡levántate y vamos a desayunar! Tu papá ya está listo.»
Bruno saltó de la cama, sintiendo que todo era posible, tomó su télefono y eligio la mejor foto de su galería y la publicó junto con unas palabras:
«Alemania ahí nos vemos»
«When the working day is done
You know girls they wanna have fun»
Al otro lado del mundo lo esperaba alguien no muy diferente a él.
«Danke schön, herr Müller. Es war mir ein Vergnügen, Sie zu bedienen», dijo Herman, mientras recogía la cuenta de una pareja.
Se inclinó educadamente y se dirigió a la siguiente mesa, donde un par de amigos impacientes esperaba su turno.
«Buenas tardes, ¿En qué les puedo ayudar? Mi nombre es Herman y hoy seré su mesero»
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