A veces damos por sentado todo…
A veces damos por sentado todo como si fuera seguro que algo o alguien estaría contigo todo el tiempo, toda la vida, como si todos los días fueran a ser los mismos. Pero no, las personas cambian, el mundo cambia. No puedes dar por sentado el amor, la compañía eterna de una persona. Lo que se cuida perdura, se expande. Lo que no se cuida, se daña. Más rápido que temprano, una mañana te despiertas solo y te preguntas: “¿Qué ha sido de mi amor?” Lo que no se cuida se extingue. ¿Cuántas veces tienes que creer que tendrás otra oportunidad con la misma persona, en el mismo lugar, o que te perdonará la misma cosa? Hasta que la soledad toque tu puerta.
Me fui, pero te queda…
Recuerdas la persona maravillosa que era, la que te daba amor y comprensión, la que te apoyaba. Qué difícil fue darme valor cuando me tenías. Ahora, en la ausencia de mi amor, recuerdas el valor que tengo y lo afortunado que eras. Que a la vuelta de la esquina no me encuentras y que cuando se trata de amor como el que yo te daba, era como una aguja en un pajar, con muy poca probabilidad de encontrar. Y no digo que no volverás a amar o que no te volverán a amar, solo concluyo que no seré yo quien te vuelva a amar. Debemos cuidar lo que no queremos perder. No des por sentado lo que se puede ir y nunca volver. En este mundo no hay nada seguro, apostar a lo seguro solo da la seguridad plena de que puedes perderlo todo.
Te dije adiós poco a poco.
¿Por qué te fuiste con tanta crueldad? Preguntarás por qué me alejé sin mirar atrás, pero no sé dónde enfocas tu atención. Porque más de una vez te di señales que anunciaban mi adiós. El trato que me dabas no se asimilaba a lo que yo esperaba. Sé que en la vida no existen los cuentos de hadas, pero tampoco sería justo vivir en una vida vacía, mintiendo cada día que me amas, mintiéndome a mí misma, conformándome con caricias vacías y tratos miserables. Cuando pedir atención constantemente se volvía normal, cuando me decías que todo iba a cambiar y solo cambiaba por algunos días. Cuando me mentías, cuando me pisoteabas, ¿cómo pudiste creer que me quedaría? Cuando mi autoestima, en vez de subir a tu lado, bajaba. No eres responsable de mis miedos e inseguridades, pero el amor cura, no intoxica. Cuando me diste por sentado cada día creyendo que iba a estar toda tu vida, cuando dejaste de reconocer mi valor, de dar gracias, de dar caricias, de dar amor. Cuando en vez de rosas me regalabas lágrimas, en vez de poemas, inseguridades, y en vez de dedicarme canciones, dedicabas todo tu tiempo a ignorarme. Cuando dejaste de verme y miraste a otras, cuando no me reconocías como tu esposa, cuando las palabras bonitas se volvieron comentarios pasivo-agresivos y cada vez más ofensivos. Cuando tu empatía se volvió nula y en vez de ser un apoyo, te volviste el peor de los jueces. Cuando dejaste de verme hermosa y tus únicas palabras eran: “estás loca, eres dramática, peleas mucho”. Me debo una disculpa a mí misma por varias veces pisotearme a mí misma por amarte y creer que ibas a cambiar. Quién diría que solo pudiste reconocer mi valor cuando mi ausencia y tu soledad tocaron tu puerta. Y ahora te digo adiós cuando quedan cero probabilidades de que te vuelva a amar, pues el amor que te tenía ya no lo tengo y no lo quiero más. Espero que aprendas para la próxima que solo lo que se cuida puede durar. Así que cuando preguntes por qué me fui de una forma tan cruel, recuerda quién fue realmente quien se fue.
❤ YEIMY ALEJANDRA GARZON ❤OPIOSSP 23/06/2024
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