Cierto día

Cierto día

Artabán

07/06/2024

Cierto día, Dios Padre Creador, salió a caminar por las calles del mundo para ver cómo vivían los seres humanos creados por Él el Mandamiento del Amor. Encontró que, en efecto, muchos vivían en el cumplimiento del amor con alegría y apertura al otro, en una vida llena de obras teniendo puesta la misericordia como misión y estilo de vida. Vio otra vez complacido, que todo era bueno y muy bueno.

Se acercó a ver por la puerta algo abierta de una casa en el sendero estrecho, viendo tras ella cómo una familia derramaba amor y bendiciones entre ellos. La alegría y las ganas de vivir se manifestaba por cada arista de ese hogar. Dios desde su corazón los bendecía y bendecía también a todos los hogares del mundo donde se continuaba con el mandato de su Hijo de llevar su Reino a todo lugar según su vocación, alcanzando la felicidad que es la imagen de la santidad en su paso por el mundo.

Regresando por el sendero al cielo se encontró, nuevamente, con su adversario. Empiezan a caminar juntos sin decir palabra hasta que el pérfido empieza a hablar sobre aquel hogar, aquella familia, en aquella calle donde Dios pasó y pudo ver tras esa puerta que el Amor reinaba en ella. Le dice sin descaro – oye Dios, te complace haber visto entre ellos que se cumple tu Mandato, ¿verdad? – Dios conociendo sus intenciones, le responde – no sólo complacido, sino satisfecho de saber que el sacrificio de Jesús, mi Hijo, no fue en vano.

Sin inmutarse por la respuesta, el desleal le amonesta por confiar y creer todavía en el ser humano. Añade, sin poder esconder sus intenciones, que esa familia ante una prueba mayor, al no poder superarla, se revelaría contra el Amor, dejaría de lado la Verdad, no aceptaría aquella prueba en su camino, se dejaría llevar por la oscuridad donde él reina. – Ellos no serán como el viejo Job, que a pesar de todo jamás te negó – insinuó sin ocultar su resentimiento por ese episodio donde perdió la apuesta.

Dios cavilando por un momento su respuesta se detuvo bajo la sombra de un gran árbol a la vera del camino. Nadie recordaba ya que era el mismo plantado en el medio del jardín. Invita al felón a sentarse mirándolo fijamente, y éste, baja su mirada impía frente a la omnipresencia de Dios. – Aquí empezó todo ¿verdad?, – le recordó -. El traidor reconociendo el lugar, sólo asiente. Continua Dios diciendo – El ser humano, la obra suprema de mi Creación, vive la alianza del Amor a pesar de tus infundios, sabe que te presentas de muchas maneras, pero el Amor, les ayuda a reconocerte y evitarte -.

Continuó Dios diciendo – Sé qué harás hasta lo imposible por hacerlos caer como lo has hecho desde el génesis de esta historia, sabiendo con dolor que pocos son los que realmente se dejaron llevar por tu odio y resentimiento hacia mí, pero, sobre todo, hacia ellos – Un silencio cortaba toda realidad en ese momento. – El amor mueve montañas porque es el motor de la Fe y la Esperanza, algo que tú siempre odiarás. En fin, mi estimado Satán, no es necesario ahora evocar y remachar la experiencia del patriarca Job.

Sintiéndose derrotado, el traidor responde rápidamente tratando de retarlo otra vez, pero Dios se adelanta y le advierte – ¡tú no harás nada!. Una risa socarrona recorre el rostro del infame mentiroso. El Creador prosigue con sus palabras – Pondré en medio de ellos a uno de mis ángeles que será la luz de esa casa; por él, todos se convertirán aún más en el Amor. Sabrán superar toda adversidad, encontrarán un sentido mayor a su vida tanto personal como familiar. Sabrán que he querido que sean ellos quienes se encarguen de cuidar a uno mis ángeles, velando su noche, guiando sus pasos, dándole alas sin saber que ya las tiene, enfrentándose si es necesario contra un mundo que no entenderá mi decisión -. Y para confundirlos aún más, ese ser de luz llegará a ellos sin sus alas, para que nadie sospeche que es un ángel.

El señor del mal con indiferencia comenta para sí – pero, si eso hace siempre, pone en medio de cada hogar un ser que se convierte en el porqué de la vida y el matrimonio. ¿Qué de prueba para ellos es esa? ¿Qué afectará entonces el Amor que viven? – se preguntaba de manera insidiosa.

– No será una prueba para ellos, más bien, se preguntarán el por qué ellos fueron elegidos por mí para esta misión. Llorarán al principio, me culparán quizá de lo que creen que será su vida. Me retarán y dirán que en vez de una bendición han recibido una carga. Se sentirán al principio desorientados, sin entender – Tú aprovecharás ese momento y enviarás a tus huestes para hacer que duden de mi decisión, harás que me reten, harás que otros les aconsejen incluso, poner una almohada sobre el rostro de ese ser de luz, para salir así de esa prueba. En su corazón Dios repetía para sí- por un instante no entenderán que empezarán a vivir una prueba en el Amor.

Satán, dudando por un momento, se pregunta – pero ¿qué de diferente será este ser humano en medio de ellos para que puedan sentir temor, ansiedad e incertidumbre en su vida?. Ya sé que es un ángel sin alas, pero, ¿qué imperfección pondrá en ese niño para que incluso puedan pensar en regresarlo a su seno por cualquier medio? ¿Qué dolor puede motivar a un hijo suyo, que dice amarlo y honrarlo, en renegar a su decisión? – Incluso él, infame y vil ser, amo del mundo y sus placeres, sintió que esa prueba era demasiado para aquella familia.

Dios prosiguió. – Tomaré otra vez el polvo de este camino y lo modelaré como lo hice con Adán; soplaré sobre él e infundiré mi Espíritu de vida en su ser; pero, en su cuerpo fecundaré algo distinto que ocultará a los ojos de todos la belleza y pureza de mi ángel; cubriré, por un momento, el amor perfecto a imagen y semejanza nuestra reflejado en él, para que el mundo se confunda. Al inicio, hasta su propia madre dudará, pero el latido de ese pequeño ser en su pecho le volverá a mi Verdad – Satán escuchaba con atención lo dispuesto por Dios sin entender aún que prueba impondría a esa familia que hasta ese momento vivía en el amor, la felicidad y la bendición de Dios.

El maligno no pudo más y exclamó – Oye Dios, ¡detente! ¿Qué planeas con este ser marcado en su cuerpo? ¿Qué pretendes al ocultar a los ojos de los hombres todo ese amor que brota de él?. Por un momento Dios guardó silencio, se paró de debajo de ese gran árbol. Reinició su caminar por el senderó e invitó a Satán a continuar conversando. – No sé qué quieres lograr Dios – dijo el perverso frente a lo que pronto sucedería con esa familia.

Tardó algunos minutos Dios en contestar. En su corazón aún repetía – por un instante no entenderán que empezarán a vivir una prueba en el Amor – Miró nuevamente a Satán y le explicó. – Sólo el amor les ayudará a desvelar la esencia del amor inscrita en el corazón de ese niño, perfecto para mí. Se esforzarán en el amor para hacer que él logre su lugar en medio del mundo. Lo verán frágil, pero lucharán para darle fortaleza, aprenderán junto a él otra vez todo. La confusión se desvanecerá para lograr la plenitud de la entrega por alguien que, sin darse cuenta, les enseñará a luchar, esforzarse, adecuarse, en pocas palabras, a Amar; aprenderán a aceptar más a su prójimo y a tolerar aún más las experiencias de la vida y de los hombres.

Continuaron andando por el sendero ya cerca de la puerta del cielo. Dios seguía explicando su plan al diablo – Aprenderán a amar mucho más, hasta que les duela, como lo repetía mi hija Teresa. La misión de mi ángel, en ese cuerpo marcado para el mundo, será que todo ese amor, alegría, bendición que vivían antes de que él llegara a su hogar se multiplique más. Y lo lograrán porque entenderán que fueron elegidos para que el mundo comprenda que todos somos bellos y perfectos ante los ojos del amor, que nadie es menos, que nadie puede ser señalado violando su dignidad de hijo de Dios.

Más bien, dijo Dios, – cuidado, que, en medio de ese encuentro con mi creatura de amor prestada a esa familia, los molestes con tus insidiosas acciones. Como te dije, sé que aprovecharás el momento para actuar. Satán frotándose las manos y riendo para sí ya pensaba cómo engatusar a esta familia empezando por el padre para que empiece a rechazar a su hijo; en la mamá para que se sienta culpable de haber traído a este mundo a un hijo así. En medio de aquella familia haría anidar la tristeza y la incomprensión para destruir así la felicidad, el amor y el bendecirse en el Amor de Dios.

El maligno no se dio cuenta mientras se regodeaba en sus infames pensamientos que ya había pasado el umbral del cielo y sintió en su piel de sopetón todo el Amor de Dios; salió huyendo mientras aullaba comprendiendo que lo que sentía era todo aquello que él decidió abandonar y negar. Por un momento recordó que también fue un ser de luz.

Llegó el momento, y la familia recibió con alegría la llegada de ese nuevo ser para ellos. Como Dios lo dijo, al principio, todo fue un gran silencio en el corazón de todos. El pérfido inició su plan, algunas veces se dejó escuchar; otras, provocó que todos se hirieran con palabras y reproches. Logró separar a la familia, dejando de bendecirse. Por un instante se consideró triunfador frente a Dios. Pensó que no superarían la prueba, que todo lo que creían no les iba a ayudar.

Un día después de su llegada, en el pecho de su madre, ese latido en un instante conectó otra vez ambos corazones. Se desveló por completo para sus ojos y sobre todo para todo corazón el amor perfecto; dejó de ver en su cuerpo esa marca distintiva y empezó a sentir la necesidad de hablar con Dios. Se había dejado llevar por el mentiroso y su mentira. Abrazó fuerte a su hijo. Llamó a su esposo y le tendió la mano, le pidió que toque también ese pequeño cuerpo aún frágil para sus ojos. Se abrazaron y lloraron, se reconfortaban con palabras y besos. Poco a poco nuevamente, dejaron que el Amor sea quien viva en ese hogar. Llamaron a sus otros hijos, a sus padres, querían mostrar su dicha y compartirla. Se abrazaron, se bendijeron otra vez. No dejaban de llorar y de reír a la vez.

Satán no podía creer lo que veía, pues se sentía ya triunfador al pretender que había sido escuchado. Frente a sus ojos todo ese amor reflejaba la Luz y la Verdad del Amor de Dios, quedándole tan sólo huir aullando una vez más frente a la presencia infinita de Dios en medio de esa familia.

La puerta de ese hogar sigue abierta en esa calle donde Dios pasa de vez en cuando. Ahora todos ven que esa familia camina en el mundo tomada de las manos, juntos, sabiendo que todo lo que Dios manifestó se cumplió con su valor y esfuerzo, de aceptar y decidir ser uno como familia. Le enseñaron al mundo que ese niño no es diferente y les enseñaron a todos a mirar más allá de esa marca distintiva. A cada paso, saben que aún falta mucho por caminar, pero en cada momento agradecen a Dios Padre Creador por haberlos elegido para guiar a su hijo como a cualquiera de sus hijos en medio de un mundo al que están enseñando con su ejemplo, qué es el Amor.

Y Dios volvió a salir, cierto día, por el sendero estrecho y encontró otra puerta abierta por donde ver cómo se amaba esa familia, y encontró así otra vez, a quien brindarles uno de sus ángeles, sin alas, para convertirlo en un hijo más, igual a todos los hombres en su dignidad, hacerlo un ser humano mejor, para construir un mundo mejor, mostrando que todo se puede en el Amor, que es el mismo Dios.

Bendecidos por saber que Dios nos dio esta oportunidad de ser padres de una persona con esta condición de Trisonimia21. ¡vamos por más!.

Orgulloso papá de Antonella. 

Arequipa, Perú.

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