El Pasillo y El Faro

El Pasillo y El Faro

Biron Norori

27/03/2024

En la oscuridad de la noche, acobijado por el manto del inmenso
cosmos, hay momentos en que un hombre es víctima de los hados de la confusión,
el miedo, pedazos uniformes de una cordura destruida por la miseria del diario
vivir. La soledad es buena compañía, se asegura de no dejar escapar los
secretos, y calla a aquellos entes que susurran entre las rendijas de lo
perverso, expectantes al tropiezo y a la desdicha que viene después.

He caminado
este camino más que cualquiera, mi andar se efectúa bajo el principio de la
automatización. Mi razón reposa tranquila tras la maquinaria oxidada de mi
memoria, misma que hoy me traiciona y me abandona en una deriva de incógnitas y
respuestas inconexas.

Aquí estoy (¿estoy siquiera?), veo el
largo pasillo de colores terracota; recuerdos de andares y prisas; también está
el faro, aquel artilugio que derrama oposición frente a la totalidad de las
tinieblas.

Aquí estoy, imágenes danzan en un baile de frenético descontrol,
algunas se mezclan en remolinos de similitud para falsificar memorias
olvidadas, otras coordinan sentimientos para fundirse en caos y deleite,
juntando viejas intenciones con despreocupaciones propias de un hombre joven,
rebelde, con el brío de la estupidez y la contundencia de la curiosidad,

Aquí estoy, pero no estoy. No me reconozco, mi alma se difumina
y permite la bienvenida del desconcierto. Hay horrores en las cortinas de la
noche; alaridos de víctimas de la locura y de cosas innombrables, juicios sin
jurado buscando una sentencia de exilio en el abismo de melancolía más profundo
que una mente rota puede crear.

Y el pasillo se alarga, invitándome a las fauces de aquello que aguarda
a su víctima, mientras que el faro me permite apreciar lo inapreciable, ser
testigo de algo que es, y no es, y que poco a poco nos alcanza a todos.

Etiquetas: cuento escrito gótico

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