Hay un perro que descansa en una plaza
tragándose el ruido con su dormir.
Don Desprecio lo hecha en un aplaudir,
el corre a galope pero se cansa;
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Con ojos sumisos baja la marcha,
y la noche llega para reír.
El perro jadea y se hecha a dormir
mientras todo pasa sobre su panza.
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Pasos caminan sin curso a tropel,
y el perro los mira con un suspiro;
Se distrae con el vuelo de un papel…
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Un olor se aproxima, huele a miel:
– ¿Cómo estás amigo? – le dice el niño;
el can conmovido juega con él.
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