Hey, Google, tenemos que hablar.

No me gusta que me preguntes qué me ha parecido el restaurante del que acabo de salir.

No me gusta que me mandes un email al mes para decirme cuántos kilómetros he hecho a pie y por diversos medios de transporte.

Hey, Google, no me gusta que no entiendas mi pronunciación por mi seseo.

Eres glotófobo.

No me gusta que guardes todas mis contraseñas, incluso las que ya no recuerdo.

No me gusta tener que alzar la voz para que me oigas.

Alzar la voz es de gente que no tiene argumentos.

Hey, Google, tenemos que hablar.

No me siento yo misma,

pero me siento más mía que nunca.

Perdí el pudor de opinar por si un varón venía a corregirme con ignorancia.

Qué lástima.

Comprendí que una relación tóxica no es un apego intenso; sino insultar, airear discusiones, dejar y alentar que hablen mal de tu pareja, mentir y ocultar.

Hey, Google, qué pena la gente que no sabe el amor,

porque quien escribe sobre él solo ha sentido obsesiones enfermizas que extrapolan.

De idiotas transmutar el amor propio en egoísmo extremo. Una coraza ridícula.

Hastío de las personas que no saben la incondicionalidad.

Hey, Google, escribe este mensaje:

Hola, mi amor, solo quería decirte que mi amor es incondicional porque no hay un defecto tuyo que no adore.

Porque sé que,

cuando encuentras a tu persona,

la última opción es rendirse.

Gracias por enseñarme lo que significa amar. Te amo.

Gracias por estos 7 años a mi lado,

por cuidarme y enseñarme a ser libre.

Te amo,

y tú y yo sabemos lo que significa eso.

Hey, Google, apaga la luz, que queremos juntar nuestros sueños y ser dos águilas, dos leonas, dos lobas solitarias que no saben vivir la una sin la otra.

Que somos el fuego que nunca se apaga.

Hey, Google, una última cosa, ojalá nunca te hubieran inventado.

Alexa, a ti tampoco.

Somos el rebaño de los vagos.

Y seguimos pastando sedantes con Valium, cocaína y hachís,

a ver si estamos lo suficientemente drogados como para decir a todo que sí.

Yo nunca estoy serena.

Pero este no es mi rebaño.

Ni nadie es mi Pastor.

Soy de quien me hace más fuerte.

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