– Clima electo, ambiente electo, justo como me gusta y estoy enamorado de ello. Me siento perfecto, sin ninguna reacción y efecto ante el arma en mi cuello. La vida está en mis ojos y reflejados en ellos se nota un ser que escala desde el suelo. Él es un muerto que sostiene su cuchilla en su mano diestra (cuchilla misma que me pareció muy llamativa). Todos parecen temerle, pues su apariencia y vestimenta es obscura y larga… Tanto que toca el suelo. Su rostro se esconde bajo su capucha que le da ese toque aterrador (la verdad logro entenderlo porque sé que no es fácil hacer ese trabajo de atemorizar a la gente).

Frente a mi intriga decidí presentarme con un genuino «hola», le pregunté cuál era su nombre, pero él nunca respondió (era un sujeto frío, tal como el mismísimo clima en ese momento).

Me agradó realmente porque es parecido a mí en algunos aspectos… Solo que yo suelo ser menos tenebroso y un poco más vivo… Sin embargo, podía notar que sus movimientos eran simples, cuidadosos, modestos y elegantes. Conversé con él…o… Conmigo mismo…no lo sé… Nunca citó alguna palabra… Lo único que noté es que era un tipo amigable…

Después de un buen tiempo de mi charla sin respuesta, escucho un crujido inquietante proveniente debajo de su capucha… Enseguida cae lo que parecía ser su mandíbula esquelética.

¡Hasta que finalmente entendí!

Él no era un sujeto amigable y frío que solo quería escuchar a alguien sin decir una sola palabra… tampoco usaba su traje para cubrirse del clima friolento… Su propósito era otro… Él me deseaba…

En ese instante me senté a analizar por un segundo y pensé…¿vino a ayudarme con mi deseo de muerte o a salvarme de ello?

De repente todo se vuelve un silencio abrumador que captura mi mente y sentidos solo en aquel muerto modesto, elegante y frío.

Se me acerca, se agacha, ya que es gigantesco. Decide mirarme a los ojos sin decir nada… Pronto sujeta mi rostro con sus falanges distales, me da un dulce beso en mi mejilla y sonríe…

Con valentía le regreso la sonrisa y nos miramos con cierto duelo.

Quien teme a la muerte, teme a vivir, quien ama la vida, vence a la muerte.

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