Es el simple hecho de mirarte y que mi mirada se hunda en la profundidad de la tuya. Es caer en un vacío que tiene como limite tus brazos. Me ahogo en las ganas de abrazarte y caigo en la constante tentación de besarte. Por momentos pienso que debería ponerme a mi mismo un freno, evitando así que te sientas ahogado por mis constantes ataques de cariño. Es ahí cuando me surge cuestionarme, ¿Por qué debería detenerme? No entiendo porque me detengo en esa idea de que demostrarte lo tanto que me gustas, si así como leíste, nos afectaría. Quiero estar a tu lado porque ahí es donde me encuentro sintiéndome seguro y lleno. No deseo perderte, has logrado hacerme sentir como nadie nunca lo había hecho. En el corto tiempo que venimos compartiendo me enseñaste que hay esperanzas, hay un lugar donde mi corazón puede latir sin resguardarse bajo el eterno invierno. Quiero que riamos, hablemos, corramos, gritemos y si, la verdad que realmente nos quiero unidos y cansados de mirarnos con deseo.
Atte.
Francisco Villalba D’Arma
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