La carta de mi abuelo

La carta de mi abuelo

C.D Arias

02/12/2023

Hace ya un tiempo desde que mi abuelo partió de este mundo.

Recientemente, una carta llegó a la morada que solía ser su hogar.

«Querido David,

Con frecuencia evoco con una sonrisa el pasado, cuando residía en el hipódromo, entre la señora que vendía dulces para subsistir y el oficinista que, a pesar de sonreír con extrema frecuencia, solía derramar lágrimas en el alféizar de la ventana mientras se sumía en el humo de un cigarrillo, aprendiendo lentamente que la vida no necesita ser perfecta para ser maravillosa.

Por aquel entonces, estaba convencido de que la vida no tendría reparos en sonreírme. Sin embargo, he perdido a mi hijo y mi esposa se ha marchado. No me queda mucho, solo una antigua fotografía, eso es todo lo que poseo a mi nombre.

Ahora, al confesarte esto, David, temo admitir que esta carta no se limita a saludarte. Quisiera que supieras que fuiste mi amigo más cercano, quizás el único. A medida que envejezco, me doy cuenta de muchas cosas, y una de ellas es que nunca se tiene tiempo suficiente.

La vejez duele, David, y me aterra afirmar, aunque sea verdad, que a mi vida no le queda mucho más allá de la primavera; una enfermedad desconocida me tiene postrado en una cama.

¿Recuerdas aquel pequeño banco en el parque cerca de la 6ta avenida? Después del próximo invierno, encuéntrame justo allí, como en los viejos tiempos.

Me encantaría verte una última vez, reír contigo una vez más y jurar volvernos a ver. Quizás no ahora, quizás nunca.

Con Cariño,

Camilo»

Mi abuelo nunca llegó a esa reunión y descubrí más tarde que esa fotografía de cuatro adolescentes, tres varones y una mujer, solo es un resplandeciente recuerdo del pasado.

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