A veces,
es necesario el abrazo frío de la lluvia,
envolviendo mis penas en su espesor,
permitiendo que las lágrimas se desborden
como ríos,
y que mi voz
aúlle como un loco
olvidado
en su celda.
A veces,
es necesario el abrazo frío de la lluvia,
envolviendo mis penas en su espesor,
permitiendo que las lágrimas se desborden
como ríos,
y que mi voz
aúlle como un loco
olvidado
en su celda.
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