Algunos días me despierto deseando no haberlo hecho…
anhelando con todas mis fuerzas, el día en el que acabe mi existencia.
Me doy vuelta, me estiro, miro la punta de mis manos
e insisto en que despertar… era innecesario.
Y después de mucho pensar, y terminar aceptando todo ese caos que en mi corazón guardo,
por fin… me levanto.
Me levanto, pero ¿a qué costo?,
¿de tener nuevamente un día monótono en el que todo de sentido carece?,
o al menos, eso me parece.
Y es que todo lo veo tan fugaz y tan endeble..
o quizás sea yo el problema, por estar inconforme siempre.
Y aunque me esfuerce por estar conforme, nunca es suficiente.
Miro a mi alrededor, y solo veo mentes inertes,
gente vacía sin nada que me interese.
No encuentro motivos para seguir siendo participe
de ésta obra insulsa y frívola,
para seguir en éste chiste de mal gusto al que llaman «vida».
¿Y para qué me molesto?, si mis preguntas casi nunca son bien recibidas.
Y cada que cuestiono, recibo miradas críticas.
Porque son pocas las personas que les gustan los que dudan,
la mayoría enaltece al que solo cree y no pregunta.
Y es que en éstos días, ser diferente pesa;
en un mundo en el que por tonterías se festeja,
en el que su materialismo patético reflejan,
y en el que lo único que importa son las apariencias.
Y ni hablar del pensamiento crítico,
que ahora sólo se basa en vánales estereotipos…
Todos siguen la corriente y me miran raro si no los sigo…
concluí que la soledad es el precio de ser distinto.
Todo esto me ha llevado a pensar que,
quizás a la muerte debería abrirle la puerta…
pero para ser sincera, me atemoriza dicha idea.
Así que, como siempre, pido perdón si mi forma de pensar les molesta…
pero es gracias a éste mundo insípido, que soy un alma insatisfecha.
OPINIONES Y COMENTARIOS