Aún recuerdo tu voz, que solloza en mis recuerdos, como en el rincón hace años.

Aún la puerta de la habitación te espera, cuando vuelvas sudado de la euforia del juego

Aún conservaras esa alegría, tan linda y tan inocente, tan aislada del mundo.

Caminé hoy, como desde hace mucho, impotente ante la imponente mirada de la vida.

Por las calles en las que solías corretear, ignorando el mundo entero tu diversión enmarcaba todo lo que veías, hoy solo miro con nostalgia los crepúsculos que tu sonrisa adornaban, revoloteando libremente, ahora te envidio y a esos ojos inocentes, llenos de vida, llenos de ganas.

Bajo esta lluvia te pido perdón, por abandonar tus sueños, por dejarte atrás. Ahora con tristeza me pregunto ¿Cuándo deje de ver lo bueno de este mundo? ¿Cuándo mi feliz niñez murió por la crudeza de la realidad? ¿Cuándo te abandoné, cuándo me abandoné?

Entrando a mi habitación, aunque el tiempo te haya cambiado y a mi contigo, estar allí me evoca los recuerdos de un tiempo dorado, que ahora es inalcanzable.

Te veo todavía sentado en la cama, llorando por una negativa de tus padres en una salida a jugar

Siento ternura y compasión, una calidez que solo ser niño te puede dar

Te veo todavía envuelto en sabanas cual escudo de la fuerte lluvia y los truenos alborotosos. Cuando corriendo te ibas sin necesidad de razón a los brazos de tus padres y su calor te tranquilizaba hasta quedarte dormido, hasta que la lluvia cese, hasta que el tiempo transcurra y sin aviso eso tiempos como recuerdos quedan, recuerdos hermosos, que desearías que volvieran.

Amigo mío, solo me queda decirte gracias por a verme dado una buena y gustosa niñez, ahora la vida, la verdadera y cruel vida me golpea, pero lo superaremos juntos, tú y yo.

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