Como cada mañana, Semiola inicia su día frente al espejo y mira su corto cabello con la esperanza de tener al menos medio milímetro más cada día. Al parecer, la energía que le pone a la recuperación de su estética está dando resultado.
Cuando siete meses atrás le diagnosticaron cáncer, nunca antes había reparado en su cabello. Nunca se había preguntado qué sucedería si un día no estuviera más ahí. Era algo que simplemente reposaba sobre su cabeza y caía con gracia sobre su rostro; algo acerca de lo que no se cuestionaba absolutamente nada.
Lo mismo le había ocurrido con el tumor en su tiroides: era algo que simplemente no estaba allí; algo que no existía y acerca de lo cual nada jamás se había planteado.
Sin embargo, Semiola se dio cuenta de que la vida es demasiado dinámica como para que demos por sentado que lo que está allí, seguirá estándolo al caer el sol, y que lo que no está, no aparecerá por arte de magia.
Y de eso era de lo que todo se trataba: de magia.
Fin
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