En el castillo Henderson todos se encontraban emocionados por que habían conseguido permiso para ir a la ceremonia de tlaminis que se llevaría a cabo en solo un par de semanas, una vez que sus amigos aprobaran el examen, y sería la primera que verían. Lord Henderson dudaba en llevar a los niños, ya que era un procedimiento difícil, pero insistieron tanto, que no tuvo opción alguna.

– No entiendo cuál es el alboroto – les decía Blair con enfado mientras iban a la biblioteca.

– Tú no tienes intensiones de convertirte en tlamini, entonces no comprendes la emoción que nosotros sentimos – le respondió Lucy.

– ¿Iras a la ceremonia? – le preguntó Tom.

– Mi tía dice que no tengo por qué ir sino quiero, y a decir verdad no quiero, entonces no, no iré – Blair no trataba de ocultar su enfado, y después de sus palabras se adelantó, dejando atrás a sus amigos llenos de confusión.

– ¿Qué es lo que le pasa? – les preguntó Jack.

– Está enojada, el punto es que no sabemos por qué – le respondió Lucy.

    Entraron y ocuparon sus lugares como siempre, pero en esa ocasión Marie no llevó a cabo clases separadas. Por órdenes de Lord Ryan, les explicó cuál era el procedimiento para la ceremonia de un tlamini, lo más sencillo que le fue posible.

    – Lo primero; después de completar el entrenamiento, todos deben realizar un examen, cada gremio impone sus reglas y condiciones, esto sucede dos veces al año, durante los meses de marzo y octubre. Y entonces, todos los que logran pasar el examen, tienen su ceremonia a fin de mes. Y en el intermedio van por sus espadas, las cuales, son especiales, son forjadas en las montañas de Tlaloc, un lugar donde la mayor parte del año hay tormentas eléctricas de gran magnitud, los herreros, magos de una increíble capacidad, forjan rayos, para convertirlos en armas que tengan las propiedades mágicas necesarias…

      Mientras Marie daba la explicación, el enojo de Blair iba en aumento ya que parecía que todo estaba girando en torno a Johanna y su ceremonia, que se acercaba rápidamente. Y mientras los demás prestaban atención, Nate comenzó a divagar, su mente recordó a la niña con la que había soñado cuando despertó la magia del Quetzal, por lo que se perdió la mitad de la explicación.

      – Y eso es todo, es un procedimiento complicado, y muchos se arrepienten llegado el momento, pero bueno, de hecho, un requisito es presenciar una ceremonia antes de la propia – Marie se dio cuenta de la mente distraída de Nate, así que le llamó la atención – Nate, ¿tienes alguna duda?

      – Ehh… no, todo, todo está bien – Nate regresó a la clase.

      – Marie, yo tengo una duda – antes de que Marie lo siguiera interrogando, Lucy llegó a su rescate – ¿A qué edad se puede convertir una persona en tlamini?

      – Buena pregunta, generalmente, los niños terminan la educación básica de los dos primeros niveles de magia a los 15 años, después de eso pueden buscar un trabajo, entrar a la universidad para seguir estudiando, o convertirse en tlaminis o magos en alguna dependencia de gobierno. Y para eso deben de llevar a cabo un entrenamiento, de un año para magos, y dos para tlaminis, es decir a partir de los 17 años una persona puede convertirse en tlamini, aunque es algo poco común, rara vez llegan siendo tan jóvenes al gremio, algunos primero estudian la universidad o trabajan durante algún tiempo.

      – Pero nosotros no vamos a la escuela ¿Cómo podemos ser tlaminis?

      – Eso no será problema, están estudiando aquí en el castillo conmigo, y es el mismo conocimiento que el de las escuelas, aunque con una maestra mucho más calificada – Marie hablaba con mucho orgullo, y de pronto tenía un brillo especial en los ojos –, no será problema. En el gremio, por ejemplo, Molly y Ed solo solicitan tener dominio sobre un elemento de rango menor para ser aceptados, y en cuanto a las pruebas para tener la licencia, he escuchado que son difíciles, pero todos ustedes son entrenados por Gilbert, Nate por Ryan en persona, y Leah les ayudará en lo demás, no tienen por qué temer.

      – ¿Tía Leah nos entrenara a todos? – preguntó Blair sorprendida.

      – Así es, yo estoy enseñándoles lo más básico, pero mi dominio sobre los elementos no es tan bueno como con los libros, y Gilbert tiene más experiencia dominando el elemento tierra, pero es debido a su origen como Golem, por lo tanto, Leah les ayudará en esa parte.

        Cuando Lady Henderson comenzó a entrenar a Nate, todos quedaron sorprendidos ante su increíble dominio sobre los elementos, y en ese momento se enteraron de que tarde o temprano todos terminarían siendo sus discípulos.

        – Oye Nate, ¿Tía Leah es muy estricta en los entrenamientos? – preguntó Lucy al salir de la clase.

        – La verdad es que no, es muy paciente, y no sé la pasa contando historias como Jefe Topo – todos rieron, recordando todas las veces que el entrenamiento se había interrumpido por qué Jefe Topo comenzaba a hablar.

          Jefe Topo se había saltado el orden con Tom y Nate, y ya había comenzado a enseñarles a usar magia de tierra, considerado algo extremadamente complicado en Iztlan, pero él logro que lo comprendieran de manera fácil. Además de eso, también les había enseñado lo básico de manejar el agua, que era conocido como el elemento más dócil y fácil de manejar.

          Por la tarde, mientras los demás se encontraban en el entrenamiento, Blair estaba con Lady Henderson en el despacho, ayudándole con los negocios de la familia, y al no poder contener la curiosidad decidió preguntarle si era verdad o no, lo que les había dicho Marie.

          – Tía, hoy Marie nos dijo algo – comenzó a explicarle -. Ella nos dijo que tú nos entrenaras, para aprender sobre magia de los elementos.

          – Así es – Lady Leah le dio una rápida respuesta a su sobrina –, aunque Ryan es mucho mejor que yo, pero está muy ocupado, así que solo podrá ayudar a Nate, pero yo puedo hacerme cargo de lo demás.

          – No pensaba que fueras a entrenar… nos a todos – Blair no sabía explicar el hecho de que no tenía planes de entrenar.

          – ¿Acaso no quieres aprender? Manejar las armas es una cosa, pero la magia de elementos es muy útil, no solo para la batalla, deberías considerarlo, ya vez que lo de montar a caballo resultó ser algo muy divertido.

          – Si, tienes razón, el hecho de aprender a dominar algunos elementos no es lo mismo que aprender a estar en batalla – resolvió finalmente.

            Lady Leah estaba algo preocupada por la actitud tan a la defensiva de su hija sobre lo que tenía que ver con los entrenamientos, y aún más específicamente con Jo, y pensaba que ahora que se había ido su institutriz podía preparar el terreno para que pudiera cambiar su perspectiva de las cosas.

            – Yo no tuve oportunidad de convertirme en tlamini, pero creo que, de haberla tenido, la hubiera tomado, pero lo único que pude obtener fue ir a la universidad.

            – ¿Te hubiera gustado ser tlamini? – Blair estaba sorprendida.

            – Claro que sí, no lo hubiera dudado ni un segundo.

            – Pareciera que las mujeres tlaminis causan especial admiración.

            – ¿Lo dices por Johanna?

            – Últimamente todo se trata sobre ella – Blair confesó finalmente su malestar, y sintió alivio.

            – Cariño, no debes sentirte mal, los demás están emocionados, pero eso no quiere decir que te están haciendo a un lado, todo lo contrario, ellos estarían felices de que te incluyas.

              No le hacía mucha gracia ir a la ceremonia, pero era preferible a tener que poner a sus amigos entre la espada y la pared. A decir verdad, no tenía nada personal en contra de Jo, pero su institutriz le había enseñado que lo que representaba, estaba mal, pero por la plática que tuvo con su mamá, comenzaba a creer que tal vez no era realmente malo, simplemente no se ajustaba a las exigencias de ciertos grupos, incluyendo su familia.

              Lord y Lady Henderson se encontraban camino al castillo después del entrenamiento de Nate.

              – Ryan, hay algo que me preocupa.

              – ¿Qué es lo que pasa?

              – Yo sé que Nate manifestó la magia del Quetzal hasta los 12 años, pero de ser Lucy la niña de la profecía tenía la esperanza de que ella… su magia reaccionara ante la cercanía de Nate.

              – Entiendo lo que dices, y yo también lo había estado pensando. Ya ha pasado más de un año, y no se ha dado el caso.

              – Creo que debemos tomar cartas en el asunto, y buscar otras posibilidades

                Su marido la miró tratando de entender a lo que se refería.

                – Quiero ir al registro civil de la ciudad, y buscar entre los registros de nacimientos todas las niñas que hayan nacido en luna llena.

                – Eso parece complicado, puede llegar a ser una gran cantidad, ni siquiera sabemos si ha nacido, o que edad podría tener, lo de Lucy fueron suposiciones por el ataque de Tlacal.

                – Pero Molly ya te lo dijo, todo parece indicar que la magia de Nate está reaccionando de manera diferente, ella ha visto la magia en tres generaciones, así que algo está pasando.

                  Ya habían llegado al despacho, habían tenido mucho cuidado de no ser escuchados por los niños, lo que no era muy difícil, ya que generalmente se encontraban corriendo y gritando. La preocupación de Lady Leah iba en aumento con los días, y estaba determinada en encontrar a la niña, si es que ya había nacido.

                  – Mañana irás a la ciudad, y creo conveniente ir contigo y empezar con la búsqueda.

                  – Me parece más la búsqueda de una aguja en un pajar, pero si crees que puedes encontrarla dispondré de todo lo necesario.

                  – Gracias.

                    Después de la cena, Lady Henderson llamó a sus hijos, y a los hermanos Gómez, y comenzó a explicarles a los niños que acompañaría a su esposo a la ciudad al día siguiente, y que se quedarían al resguardo de Pettygrew, pero antes de que pudiera terminar, los cuatro comenzaron a pedir que los llevaran a ellos también a la ciudad.

                    – No es justo, nunca salimos todos juntos más allá del gremio – dijo Lucy.

                    – A mí me gustaría ir a la ciudad, a la tienda de los vestidos, tía por favor, enserio tengo muchas ganas de ir – agregó Blair.

                    – Yo también quiero ir, en la ciudad siempre hay muchas cosas que ver, algunas veces incluso me encuentro con mis amigos de la escuela – finalizó Tom.

                      Lord y Lady Henderson no sabían que hacer ante todas las réplicas, él más callado fue Nate, pero también mostró interés por ir a la ciudad. Después de mucho negociar, no les quedó de otra que aceptar llevarlos, aún con todos los riesgos que eso conllevaba.

                      – ¿Pueden ir Jack y Emy también? – preguntó inocentemente Lucy – ellos salen aún menos del castillo, y ya que nosotros no vamos a tener clase sería injusto que ellos se quedaran solos.

                        No pudieron resistirse a los ojos tristes de Lucy, así que al final tendrían que llevar a seis niños a la ciudad.

                        Al día siguiente Lord Henderson y Nate montaron a caballo y Lady Henderson entró al carruaje junto a cinco niños, con Jefe Topo ocupando el lugar del chofer. Cuando llegaron al crucero para ir al gremio, se encontraron con Jo y los tres hijos de los Johnson, sobre sus caballos.

                        – Disculpen por haber llamado con tan poco tiempo, pero no teníamos contemplado este viaje, y menos con todos los niños.

                        – No te preocupes tío – respondió Lara -, como miembros del gremio siempre debemos estar listos para cumplir con nuestro deber.

                          Continuaron su camino a Meztli, sobre Tlatui, observando la ciudad, desde el carruaje era un poco más difícil apreciar la vista, a diferencia de los que iban a caballo. Al llegar su primera parada fue la tienda de vestidos, donde se quedaron Blair y Emy, al cuidado de Lara y Gael. Jo se había negado rotundamente a acompañar a las niñas a la tienda, por lo que se fue con el segundo grupo.

                          – En cuanto terminen por favor diríjanse al Palacio Municipal, sin detenerse en otro lugar – les ordenó Lord Ryan.

                            El segundo grupo llegó hasta la plaza principal, donde se encontraban varias fuentes, jardineras, jardines, y algunos cuantos puestos de comida. Todo rodeado por el Palacio Municipal, y varios edificios administrativos, de la ciudad y el estado. Edificios de tres o cuatro pisos, llenos de oficinas, y estas a su vez, llenas de hombres de piel blanca, a casi un milenio de la fundación del país, parecía que los altos cargos, y las oficinas importantes seguían reservadas para un selecto grupo, que protegía sus privilegios con todo lo que tenía a su alcance y mucho, mucho más.

                            Al llegar Lady Leah se dirigió sola hacía el registro civil, mientras su esposo se dirigió a su oficina dentro del Palacio Municipal junto con Jefe Topo, los niños habían tenido la oportunidad de quedarse en la plaza junto con Jo y Fred, pero Nate fue la excepción, ya que se encontraba en el lugar, su padre lo vio como la perfecta oportunidad de que se acercará a los deberes que algún día tendría como gobernador, así que lo acompañó adentro, muy a su pesar.

                            – Pobre Nate, tendrá que estar en una reunión aburrida, en un lugar aburrido con personas aburridas – dijo Lucy en cuanto se alejaron.

                            – ¿Cómo sabes que todo es aburrido? – le preguntó Jack.

                            – ¿Qué más podría ser? Ni a tío Ryan le gusta venir, y tu papá siempre se queja, dice que algunas veces a estado a punto de quedarse dormido.

                            – No creo que la niña esté muy lejos de la realidad – le susurró Jo a Fred.

                              Pasaron un rato recorriendo los jardines hasta que decidieron un lugar para comprar algo de comer, y sentarse a descansar un rato.

                              Mientras tanto, Blair y Emy recorrían la tienda en compañía de Lara, mientras Gael insistió en quedarse afuera por sentirse fuera de lugar. La encargada reconoció rápidamente a Blair, pero en esta ocasión no fueron directamente a la pequeña sala en la parte posterior, ya que insistió en que su amiga pudiera ver los modelos que estaban exhibidos. Al igual que Blair, durante la primera visita de Emy a la tienda quedó fascinada por lo que se encontraba a su alrededor, y se dejó contagiar por el entusiasmo de su amiga.

                              Después de observar el lugar, tomaron las medidas de Emy para que lo que escogiera quedara a la perfección para lo cual tuvo que pararse sobre una pequeña base de madera, después tomaron las medidas de Blair, y cuando terminaron, llegaron los vestidos que había escogido para cada una, para saber si sería necesario realizar arreglos.

                              – Ese color te queda muy bien – cuando Blair se entretuvo con una de las encargadas Lara se acercó a Emy que se estaba probando un hermoso vestido color verde limón.

                              – Te ves muy bonita.

                              – Gracias – respondió avergonzada -, en realidad es un lindo lugar, pero me siento más feliz porque parece que finalmente podremos salir.

                              – Mi tío debe tener sus razones – respondió Lara -, aunque me parece extraño, mi mamá dice que de joven solía ser muy despreocupado.

                                Pasado un rato, Blair por fin decidió todo lo que quería y ordeno que llegará al castillo a la brevedad posible. Después de eso encontraron a Gael platicando al otro lado de la calle, y una vez que se despidió se reunió con ellas. Emprendieron el camino hacia el Palacio Municipal para poder encontrarse con los demás, pero se encontraron con una librería, donde también vendían discos para gramófonos, y Blair pidió que se detuvieran un momento, Lara no estaba segura ya que Lord Henderson había dado la orden de regresar de inmediato, pero prometió que no se tardaría.

                                – Marie me encargó revisar si había un par de libros, no tardaré, lo prometo.

                                  Entraron y le pidió a la persona que estaba en el mostrador buscar los libros de una lista que le había entregado Marie.

                                  Nate iba con su padre y Jefe Topo, mientras ellos tenían una plática de la última vez que habían estado en el edificio, de la cual no entendía ni una sola palabra, además sentía como su corazón se había acelerado, los nervios no lo dejaban tranquilizarse y al llegar a la oficina del Presidente Municipal, entraron sin premura. Adentro había tres personas, uno sentado frente al escritorio, de aspecto serio, pero que los recibió amablemente, y frente a una de las ventanas uno más, que se mostraba más alegre, de ojos grises y pelo canoso, a pesar de que no se veía tan viejo. Y, por último, sentado en un sillón, había un joven, de la edad de Nate aproximadamente, y al verlo se sintió algo aliviado.

                                  – Ryan, que gusto verte tan temprano por aquí – el hombre frente a la ventana se acercó rápidamente y le dio un gentil apretón de manos a Lord Henderson y Jefe Topo – ¿No me digas que es tu hijo? Es un gusto conocerte muchacho.

                                  – Nathaniel, te presento al señor Evans, fue alcalde de la ciudad, y actualmente senador de nuestro distrito, y él es el señor Boris, actual alcalde – Nate regresó el apretón de manos del señor Evans, y posteriormente dirigió un saludo amable al señor Boris, ya que no sabía si acercarse o no.

                                  – Ahora permíteme presentarte a mi hijo Robert – el señor Evans hizo un ademán al joven que estaba en el sillón, quien, a diferencia de Nate, se veía muy cómodo en ese lugar.

                                  – Mucho gusto en conocerlos, Lord Henderson, Señor Stark, joven Nathaniel – a diferencia de los dos anteriores, el dirigió una reverencia como era debido frente a un gobernador.

                                    Comenzaron a discutir algunos asuntos referentes al estado, el senador pronto iría al parlamento, ubicado en la capital del país, y debía presentar las demandas del estado. Pasó poco tiempo, pero para Nate fue una eternidad, todos hablaban, incluso Robert dio algunas opiniones, pero él estaba totalmente callado. Después de un rato el señor Evans salió a buscar a una persona para que se uniera a la reunión, a los pocos segundos Lord Henderson le dijo a Nate que lo alcanzara, para decirle que era preferible trasladar la plática a una sala de juntas, ya que solicitaría la presencia de otras personas, salió agradecido de la oficina, y se dispuso a buscarlo.

                                    Lucy estaba comenzando a aburrirse, y quería ir a otro lugar, Jo y Fred le dijeron que no tenían permiso y no podían molestar a Lord Henderson, pero estaba muy insistente, por lo que pensó que tal vez podría buscar a su tía para preguntarle si podían ir a otro lugar a explorar un poco. Jo le indicó el lugar, y fue en compañía de Tom, entraron al Palacio Municipal, pero el edificio era muy grande y tenía muchos pasillos por lo que se perdieron, en ese momento se encontraron con un hombre de pelo canoso y pensaron que podrían preguntarle. Lucy se acercó a él, pero no esperó a que la niña hablara.

                                    – ¿Quién los dejo entrar? – comenzó a hablarles de manera grosera, rosando a lo hostil, y ambos se quedaron mudos, ya que no entendían la razón de su actitud – Díganme, ¿qué es lo que están haciendo aquí? Será mejor que se larguen lo antes posible, antes de que llame a los guardias.

                                      Lucy se escondió detrás de su hermano y estaba a punto de llorar, pero en ese momento se escuchó una voz conocida, y los salvó del horrible momento.

                                      – Lucy, Tom ¿qué es lo que pasa? – Nate apareció, y se dirigió rápidamente a ellos, ya que no entendía lo que estaba sucediendo.

                                      – Joven Nathaniel ¿los conoce? – el señor Evans se sorprendió cuando Nate se acercó a los niños que estaban frente a él.

                                      – Así es, son mis amigos, viven en el castillo.

                                      – Ya comprendo.

                                        El hombre se aclaró la garganta, todos en la ciudad sabían acerca de un par de niños huérfanos que estaban bajo la protección del gobernador y que vivían en el castillo, pero él nunca los había visto, sin embargo, por supuesto que no pretendía pedir una disculpa a un par de niños inmigrantes, pero no sabía cómo salir de la situación

                                        – ¿Necesita algo joven Nate? – le preguntó para tratar de salir del paso.

                                        – Mi padre me mando a buscarlo, para decirle que la conversación se pasaría a una sala de juntas.

                                        – Comprendo, iré a arreglarlo, con permiso, joven Nathaniel – se sintió aliviado al irse, pero duro muy poco su alegría, al girar se encontró con el gobernador, quién tenía una expresión de descontento –. Lord Henderson, yo me dirigía a buscar a los administradores.

                                        – Gracias, los esperaremos en la sala de juntas.

                                          Se notaba claramente el sudor en su frente, se fue rápidamente mientras sacaba un pañuelo de su saco, y se limpiaba el rostro. Después de eso Lord Henderson se acercó a los niños.

                                          – ¿Qué es lo que pasa? ¿Sucedió algo?

                                          – No, él solo se acercó a nosotros… no le dijimos nada, lo juro.

                                            Lucy seguía callada con la mirada fija en sus pies y sus brazos anclados a su hermano mayor, mientras Tom trataba de explicar que no habían hecho nada malo.

                                            – No se preocupen, yo me encargaré de eso después ¿porque están aquí?

                                            – Estábamos buscando a tía Leah, pero nos perdimos… – le explicó Tom.

                                            – Queríamos pedir permiso para ir a otro lugar – concluyó Lucy, aun con algo de miedo en la voz.

                                              Lord Henderson les dijo a los niños que esperaran a que el grupo de Blair se uniera a ellos y después podrían ir a donde quisieran, pero que no se alejaran demasiado. Tom y Lucy salieron del edificio y regresaron donde dejaron a Jo, Fred y Jack. Mientras, Lord Ryan se dirigió a su hijo antes de regresar con los demás.

                                              – Hijo, ¿qué te pareció el señor Evans?

                                              – Al principio me pareció un hombre muy amable – Nate meditó un momento antes de continuar, al recordar cómo les habló a sus amigos –, pero después…

                                              – Hijo, hoy te daré un consejo, que espero jamás olvides. Nunca debes de juzgar a una persona solo por cómo se comporta contigo. El día de hoy, el señor Evans mostró su sonrisa más gentil ante nosotros, pero Tom y Lucy solo conocieron su desprecio y prejuicios.

                                                Nate meditó las palabras de su padre durante todo el día, el señor Evans se siguió mostrando amable con ellos, y ni por error mencionó el incidente ocurrido en los pasillos. Mientas los adultos seguían con su plática, Robert se acercó a él.

                                                – Parece una plática difícil de seguir – le dijo calmadamente, para no interrumpir.

                                                – A mí me parece que tu si encajas aquí – le respondió Nate.

                                                – Solo porque mi padre insiste en que me dedique a la política como él, así que siempre me habla de sus asuntos.

                                                – ¿Y es lo que harás?

                                                – Lo dudo mucho, mi abuelo fue capitán de la guardia real, y es mi más grande ejemplo para seguir.

                                                  Continuó la reunión, y Nate se desesperaba cada vez más. Salió un momento para poder tomar aire, se alejó unos cuantos metros de la sala, y entonces se dio cuenta de que Robert lo había seguido, se detuvo para poder esperarlo, cruzó por su mente que su padre se había dado cuenta de que había salido, y necesitaba que regresara.

                                                  – Robert…

                                                  – Por favor, dígame, Rob, no tiene mucho que cumplí 14.

                                                  – Entonces tú no deberías de ser tan formal, yo también acabo de cumplir 14 hace poco – Rob le transmitía algo de tranquilidad, y se sintió en confianza rápidamente.

                                                  – Creo que tuviste la misma idea que yo, claro que yo no me había atrevido.

                                                  – ¿Crees que se den cuenta?

                                                  – Lo dudo bastante, aunque solo por si acaso no deberíamos tardar demasiado.

                                                    Platicaron por un momento recorriendo algunos pasillos; las personas iban y venían, al igual que montones de papeles, solos o acompañados, y cuando regresaron, todos ya estaban saliendo de la sala de juntas, aun discutiendo.

                                                    – Robert ¿Dónde te habías metido muchacho? – le habló el señor Evans.

                                                    – Nate, espero vernos pronto – Rob le dirigió una pequeña reverencia y acudió al llamado de su padre.

                                                      Nate se acercó más lentamente, mientras los presentes se despedían cortésmente de él y de su padre, hasta que solo quedaron ellos dos y Jefe Topo. Se apresuraron a buscar a Lady Leah en el registro civil, pero recibieron la noticia de que ya no se encontraba en el lugar, supusieron que se había encontrado con los demás, así que se apresuraron a salir del edificio para buscarlos. No tardaron en encontrarlos, se encontraban en el restaurante favorito de Lady Leah, una enorme mesa los estaba esperando, y cuando todos estuvieron satisfechos, regresaron al castillo.

                                                      – ¿Tuviste suerte en tu misión? – una vez que estuvieron solos en su habitación Lord Henderson pudo preguntarle tranquilamente a su esposa que había encontrado.

                                                      – Tenías razón, no es nada fácil, pero algo se debe poder hacer, regresaré las veces que sea necesario.

                                                      – Por favor, no me digas que vamos a llevar a los niños cada que necesites ir, es demasiado peligroso.

                                                      – Ya encontraremos la forma, pero si esa niña está allá afuera, la voy a encontrar.

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