Más fuerte, cada vez más, la música
mis oídos hacen sangrar,
mejor así mis pensamientos no escuchar.
Si los dejo salir,
pueden explotar, y eso no puede pasar.
Gritan en mi interior, pero no, no pueden surgir,
es mejor que se queden en lo profundo de mi oscuridad.
Cada vez es más difícil detenerlos,
aunque la música ayuda a concentrarme,
incluso ahí fluyen,
en un intento desesperado por escapar.
No me doy cuenta y mis dedos comienzan a escribir
Las palabras que no me atrevo a profesar
Los trazos cada vez más gruesos
Y el sonido del papel desgarrándose
Interrumpe mis lágrimas, en un estruendo
Pero ya está hecho, las palabras
Rojo carmesí de mi ser fueron arrancadas
Deje de escucharlos hablar a mi oído
Tranquila me encontraba
Pero estaba equivocada
Siempre me acompañaron,
desde lejos me asecharon,
Y a la menor oportunidad
Dejaron su escondite
Para volverme a atormentar
Son míos y los debo aceptar
Pero su poder me consume
Y como títere me logran controlar.
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